Andrés Caicedo, quien es conocido como el escritor maldito, nació en Cali en 1951 y se quitó la vida en el año 1977 en su apartamento del edificio Conkordi, en la avenida sexta de Cali. Aparte de escritor, fue reconocido por su enorme pasión por el séptimo arte, fue crítico de cine, sin perder su toque de escritor cuando lo hacía, además creó el cineclub de Cali, publicó la revista ojo al cine e intentó afianzar el concepto de Caliwood. Un poeta maldito que entendía la vida de una manera distinta, y lo dejó plasmado en su obra.
Caicedo decía que vivir más de 25 años era una “insensatez”. En 1975, antes de un intento fallido de suicidio le escribió una carta a su madre Nellie Estela, titulada Mamacita. La cual es la carta que anuncia una muerte ya premeditada.
“Un día tú me prometiste que cualquier cosa que yo hiciera, tú la comprenderías y me darías la razón. Por favor, trata de entender mi muerte. Yo no estaba hecho para vivir más tiempo. Estoy enormemente cansado, decepcionado y triste, y estoy seguro de que cada día que pase, cada una de estas sensaciones o sentimientos me irán matando lentamente. Entonces prefiero acabar de una vez”.
La mayoría de sus obras son póstumas debido a lo poco que vivió. Su hermana Rosario en una entrevista al tiempo a El tiempo habla sobre Andrés y cuenta la experiencia del proceso de escritura de la única novela que su hermano publicó en vida ¡Qué viva la música!
“Recuerdo que estaba muy contento porque iba a salir que viva la música, Andrés luchó porque ¡Qué viva la música! Saliera, lo terminó de escribir en el 74 y el libro sale en el 77 fueron tres años de lucha, como él decía lucha de artillería esto es una batalla, yo estoy en una batalla para que alguien lo publicara y ya finalmente, ya le habían dicho de Colcultura que iba salir, ¡Qué viva la música! Y estaba muy contento con eso, entonces me dijo como dicen por ahí los vaqueros tiempo de morir”.
El escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet quien estudio la obra del caleño, cometería “Caicedo es el eslabón perdido del Boom latinoamericano. Y el enemigo número uno de Macondo. No sé hasta qué punto se suicidó o acaso fue “asesinado” por García Márquez y la cultura imperante en esos tiempos. Era mucho menos el rockero que los colombianos quieren, y más un intelectual”.
Nota realizada por Simón Perico Unab Radio.