Por Damian Steven Portilla Arteaga
dportilla61@unab.edu.co
Estudiante de Ingeniería de Mercados
Los vendedores ambulantes son personas que han salido a rebuscarse el trabajo con pequeños micronegocios que se ingenian para poder subsistir en su ambiente, este tipo de actividad ha pasado por varias generaciones, evolucionando cada vez más en todas las partes del mundo.

En Colombia existe una tasa de desempleo del 10.7 % a corte del 2022 según el Dane en su último boletín, aproximadamente 5 millones de personas que llevan su vida en el camino del emprendimiento a través del comercio informal.
Carros de perros, puestos de chuzos, chazas, plásticos en el suelo con todo tipo de utensilios o accesorios, ventas de verduras, entre otros, son algunos de los modelos de negocio de los cuales se alimentan mas de 3 millones de familias colombianas, personas que no tienen estudios completos, en su gran mayoría terminaron primaria, otros con profesiones que por su edad ya no pueden ser contratados en una empresa formalmente, corresponden a testimonios de los mismos vendedores quienes cuentan, que salir todos los días a enfrentarse a la “selva de cemento” todos los días.
Bajo los rayos del sol, y las gotas de la lluvia, día a día este tipo de personas, en vez de mendigar dinero, prefieren salir de sus casas a comercializar esos productos que vemos en las calles y que muchas veces necesitamos, brindando la facilidad de adquirirlos y así poder llegar a miles de personas que los compran.
Cuentan que inclusive en este tipo de actividades informales, también existen diferentes injusticias que para ellos son incomprensibles, manifiestan que existen personas que son dueñas de hasta cinco espacios en la calle, conocidos como puestos en los diferentes sitios que usan para poder trabajar día a día, arriendos y ventas de dichos espacios son algunas de las transacciones que implementan para poder trabajar y llevar el pan a sus casas día a día tanto hombres como mujeres, comprendidos entre los 16 y 60 años.
Esta es la forma de vida de miles de colombianos, donde algunos no tienen el conocimiento de cómo llevar sus emprendimientos más alto, viviendo del día a día, con lo que, sin hacerle daño a nadie, de manera honrada ganan su dinero para darle estudios, comida, vestimenta y vivienda a sus familias.