El cigarrillo electrónico: un problema de salud pública emergente

Realizado por: Catalina Gómez y Erika Pineda, estudiantes de periodismo.

Informe especial. El cigarrillo electrónico: un problema de salud pública emergente

En Colombia, cada año aumenta el consumo de cigarrillos electrónicos, como una alternativa para el tabaquismo. Según la Asociación Colombiana de Vapeadores, en el mundo más de 42 millones de personas han salido del nicotismo usando este dispositivo. 

La tiendas del vapeo en Colombia según cifras de Euromonitor, líder en el mercado estratégico independiente, aumentó, pues en 2013 se vendían 5.981 millones de pesos. Desde entonces, hasta el 2019 se registró un crecimiento del 740% llegando a ventas de aparatos por valor de 50.247 millones de pesos.

Según el estudio “Primeros datos sobre la enfermedad asociada al vapeo

en Colombia” realizado por profesores de la UIS junto al Grupo de Salud Ambiental y Laboral del Instituto Nacional de Salud, demostró que desde el 2021 al menos han muerto 59 personas por causa de vapeadores y además 245 pacientes han generado enfermedades asociadas. 

Según Cristian Andrés Ramírez, fundador de vape shop, el costo inicial para empezar a consumir vaper recargable puede oscilar entre $210.000, incluido los gastos de esencia y resistencia. En contraste, la opción de uno desechable tiene un precio de $20.000.

“Un vaper, el más económico que tú consigues, te va a costar (recargable, te estoy hablando de un vaper recargable original), te va a costar el más económico $120.000. Una esencia grande te va a costar $65.000, pongamos $70.000. Sí, ¿cuánto va ahí? Ahí van $190.000 y todos los vaper tienen resistencias o, lo que llama la gente, un filtro. Ponle que el filtro cueste $20.000. Normalmente, nosotros los vendemos a $15.000, digamos $20.000. Eso me da un total de $210.000. Esa es la inversión inicial para usted comenzar a vapear.

Después de que tú tienes el vaper, tú ya no vas a comprar vaper. Tú solamente vas a comprar cada mes o cada 20 días una resistencia y tú vas a comprar una esencia.

Los precios de los vaper desechables, tú consigues un vaper desechable desde 25.000$ hasta un vaper de $120.000.”

Aunque inicialmente se puede percibir como una alternativa más económica en comparación con el tabaco tradicional, los costos asociados con la compra del dispositivo, las esencias, las resistencias y otros accesorios, pueden hacer que se acumule y tenga un costo mayor.

Las constantes reposiciones de líquidos y componentes pueden traducirse en un gasto sostenido que afecta significativamente el presupuesto a largo tiempo, según señala Darrin Sarmiento, quien anteriormente era consumidor. Este impacto económico fué la razón que lo llevó a tomar la decisión de dejar de consumirlo.

“Dure ahí más o menos como año y medio consumiendo bastante vaper; lo dejé por razones económicas principalmente, no de salud, lo acepto, porque consumir un buen vaper es costoso. Lo digo porque las esencias que yo compraba eran de nicotina, entonces, digamos que son algo costosas, y más comprar el vaper. Se compra, digamos, que el equipo por aparte, las cápsulas por aparte, el líquido por aparte, y eso genera un consumo bastante grande. Dejé de consumir vaper hace más o menos como un mes, más o menos.”

La evidencia científica sobre su seguridad, eficacia y efecto en la salud pública es limitada, contradictoria y preocupante. El Ministerio de Salud dice que Organizaciones como la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos no aprueba los cigarrillos electrónicos como un camino para la cesación del tabaquismo.

El doctor en Biomedicina y docente titular de Medicina en la Unab, Boris Damian Jaimes, destaca un aspecto crucial en relación con las dificultades de salud, en especial con el ámbito respiratorio. Según su análisis, la irritación es sólo  el comienzo de una serie de problemas en el sistema respiratorio. 

“De problemas de salud, primero, irritación del epitelio respiratorio de toda la superficie. Segundo aumento de la posibilidad de lesiones a moderado y a largo plazo y la malignización o mutación de las células que están en su superficie, o sea se pueden convertir y hay una gran probabilidad de que hayan en conversión a enfermedades como neoplasias, cánceres a nivel respiratorio, incluso a veces más agresivas que las que producen el cigarrillo tradicional.”

En 2010 empezó a popularizarse en Bucaramanga como una opción placentera y fuerte para dejar el tabaco. 

Los cigarrillos electrónicos, también conocidos vaper, son un dispositivo que mediante baterías hacen que un cartucho caliente el líquido, convirtiéndose en un vapor que se inhala. La mayoría de estos vaper contienen nicotina, sustancia que es adictiva y que en adolescentes hasta personas de 20 a 25 años puede afectar el desarrollo del cerebro. 

Vapear es sencillo, es como un cigarrillo tradicional, en donde su zona de filtración se convierte en una boquilla que contiene aromas, nicotina y demás sustancias químicas que ayudan a que este se transforme en un aerosol que llega hasta los pulmones y que imita el acto de fumar. Esto hace que en jóvenes sea atractivo.

Cristian Ramirez, vendedor de vaper, explica cómo el dispositivo transforma el líquido en vapor.

“El vaper es un vehículo; lo que tú le echas al vaper es lo que vas a consumir. El vaper simplemente es un dispositivo que transforma el líquido en vapor. Todos los vaper traen una resistencia interna, una resistencia con una malla y un algodón orgánico. Ese algodón orgánico, al empaparse de esencia y al activar tú el vaper, la malla se coloca al rojo vivo, quemando el líquido interno del algodón, volviéndolo un vapor al momento en que tú haces la inhalación, jalada o puff.”

Según el Centro para el Control y  Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, en 2022, la mayoría de los jóvenes que dijeron haber probado lo hicieron con los que venían con sustancias saborizadas. Los sabores preferidos son las frutas, con un 69%; golosinas, postres y otros dulces, con el 38% y menta, con el 29%.

Por ejemplo, Jhonattan Aponte, un joven de 23 años, inició a fumar por gusto y por su transición del tabaquismo al vaper.

“Consumo cigarrillos electrónicos desde hace aproximadamente tres años, conocí los cigarrillos electrónicos a través de unos amigos que los usaban. Me llamó la atención la posibilidad de reducir el tabaquismo tradicional, lo que me llevó a consumir vaper fue mi deseo de dejar de fumar tabaco tradicional y reducir los riesgos asociados con el.”

Según el III Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas, del Ministerio de Salud, en Colombia el 16% de los estudiantes universitarios han usado cigarrillos electrónicos por lo menos una vez. 

El doctor Boris Jaimes menciona que las sustancias con las que están desarrollados los dispositivos causan problemas en el tracto respiratorio.

“Los vapers o los cigarrillos electrónicos para vapear están a base, todos, de aceites, los aceites básicamente van a producir irritación y van a infiltrarse en los tejidos del aparato respiratorio. Esto va a producir a parte de irritación y lesión de la superficie, va a producir alteración.”

Dentro de las sustancias que contiene el cigarrillo electrónico está el Formaldehído, un químico incoloro y altamente tóxico, también incluido en el cigarrillo  convencional y que puede ser cancerígeno.

Para Minsalud, los efectos del vapeo son similares o incluso peores que los del tabaco convencional, que es responsable de más de 34.800 muertes que están relacionadas al consumo del cigarrillo.

El doctor Jaimes dice que este uso diario puede exponer a los usuarios a sustancias cancerígenas más agresivas que el cigarrillo tradicional, aumentando el riesgo de cáncer de pulmón. La preocupación se intensifica, especialmente entre los jóvenes adictos a los cigarrillos electrónicos.

“Para que se pueda contener en un tubito, la nicotina o los aditivos que tiene utilizan sustancias, entre esos, para muchos no lo saben algunos, a base de formol o derivados de formol, lo que va a producir que ustedes básicamente lesionen y utilicen una sustancia que es cancerígena todos los días e incluso más agresiva que el cigarrillo tradicional, por lo tanto el mayor riesgo es de cánceres pulmonares, y se está viendo en más jóvenes, debido a este consumo de cigarrillo electrónico que es una adicción igualmente.”

Cuando la nicotina entra en el cuerpo crea nuevos receptores en el cerebro y provoca una sensación de bienestar que está asociada al vapeo. Cuando una persona deja de vapear, el cuerpo comienza a tener deseo de más nicotina, lo que se conoce como el síndrome de abstinencia. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un conjunto de alteraciones físicas y psíquicas que se da cuando una persona deja de consumir una sustancia que hace que se genere una adicción como el uso del cigarrillo, el vapeo o las drogas. Los síntomas dependen del tiempo del consumo y el tipo de sustancia. En el caso de la abstinencia a la nicotina puede ocasionar ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio, aumento en el apetito y dificultad para concentrarse. 

Según la psicóloga Belky Lilian Sáenz Bonilla, en los adolescentes existe una presión social sobre las decisiones, actitudes y comportamientos de las personas que los rodean. En esta etapa de la vida buscan su propia identidad y pertenecer a un grupo. 

“Lo que hace que los jóvenes tengan esa dependencia es esa deseabilidad social, esa aceptación social en no sentirse excluido. El sentirse que están dentro de un grupo social que se identifican con eso, entonces es esa necesidad de adaptación y de aceptación a un grupo de iguales. No sentirse excluidos ni diferentes.”

Esta adicción no sólo conlleva riesgos para la salud a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares y pulmonares, sino que también puede ser un desafío emocional y social para aquellos que luchan por liberarse de la necesidad constante de vapear.

La consumidora de vaper Luisa Gutiérrez menciona los desafíos a los que se enfrenta a causa de la necesidad de este dispositivo.

“Tengo dependencia a los cigarrillos electrónicos, porque digamos hay muchas veces que no lo tengo o no lo puedo llevar conmigo o cosas así y empiezo a sentir como esa ansiedad como de tener que estar inhalando algo.

Cuando no lo puedo o sea llevar conmigo me suele dar como esa ansiedad de no poder respirar o cosas así, por lo mismo de la nicotina.”

El consumo de vapeadores, además de sus efectos perjudiciales en la salud física y mental, también  tienen un impacto negativo en la salud bucal.

La boca es de suma importancia al momento de relacionar los daños que provoca la absorción del tabaco, mediante el consumo de la forma convencional o por cigarrillos electrónicos. Es la primera parte del organismo que entra en contacto con los componentes.

El funcionamiento de estos aparatos afecta estructuras tanto de tejidos blandos como duros y genera la muerte de una gran cantidad de células de la boca. Este efecto comienza pocos días después de iniciar a utilizarlo. Y genera secuelas en la salud oral a mediano y largo plazo.

Según la odontóloga Elisa Reyes, los vapeadores, en apariencia, pueden parecer menos dañinos que los cigarrillos tradicionales, pero pueden causar una serie de problemas bucales irremediables.

“Durante años se estudió que hay efectos nocivos del tabaco convencional, y es donde surgen alternativas como el vaping;  es claro que existen efectos en cavidad bucal que pueden ser iguales o mayor gravedad que cuando se consume el tabaquismo, donde se generan afecciones en músculos y tejidos, que van desde aftas bucales, hasta desensibilización de las papilas gustativas que se generan por las quemaduras, y hasta enfermedades más crónicas como lo sería el cáncer oral.”

La complejidad de estos efectos en la salud bucal no solo abarca problemas inmediatos, como aftas bucales, sino que también plantea preocupaciones a largo plazo, incluyendo un aumento en el riesgo de enfermedades dentales crónicas y el potencial desarrollo de cáncer oral.

El aumento exponencial que se ha registrado en el uso de cigarrillos electrónicos o vapeadores en los últimos 13 años, ha encendido las alarmas en todo el mundo, sobre todo porque se ha convertido en una preocupante tendencia entre los adolescentes, quienes debido a la falta de regulación sobre el consumo, tienen un fácil acceso a estos dispositivos en las plataformas de comercio electrónico. 

Es de resaltar que la ley 1335 de 2009 no busca prohibir el consumo  y expendio de productos de tabaco y sus derivados; lo que quiere es regularlos con el fin de brindar a los consumidores mayor seguridad. 

La venta de cigarrillos electrónicos a menores de edad se regula mediante la verificación de documentos de identidad, según indica Cristian Ramírez.

“Nosotros cuando recibimos un mensaje de un cliente, al cliente se le da la información en lo que está hecho el producto o el aparato, pero al momento en que el cliente me diga “ok, yo lo quiero, véndame el producto”, yo le digo “listo, ahora regálame tu nombre completo y tu número de cédula”. Nosotros nunca le decimos al cliente que lo vamos a verificar, para que ellos mismos no alteren o no manden un número de cédula diferente.”

“Aun así, cuando se envía el domiciliario este cuando llega y ve a la persona, si el domiciliario lo ve que se ve como muy niño, por decirlo así, él le va a decir: “¿me permite su número de cédula para corroborar el número de cédula?

La Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, realizada por el DANE, entre octubre y diciembre del 2019 a casi 50.000 personas, reveló que el 5% de la población colombiana ha consumido cigarrillos electrónicos o vapeadores, y que el rango de edad oscila entre los 12 y los 65 años. Este hábito puede tener graves consecuencias para la salud, debido a la nicotina y otras sustancias químicas que pueden causar adicción, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, bucales y cáncer.