Realizado por: Diana Mendoza, estudiante de periodismo.
El tejo nació hace más de 500 años, por los muiscas, quienes eran habitantes del departamento de Boyacá y Cundinamarca.
El tejo primeramente se llamó, Turmequé, nombre que lleva el municipio en el que en aquella época de conquista era un centro de gran importancia, puesto que allí se reunían los indígenas para comercializar productos, hacer trueques y realizar concursos deportivos de turmequé.
El tejo nace por el cacique de turmequé que para esa época cuando llegaron los españoles era Pedro Naitague. Él era el anfitrión de las diferentes ocasiones en las que llegaban los caciques de otras regiones, así que era el encargado de atenderlos.
Pedro Naitague, en busca de una buena atención, les enseña ese deporte que para ese entonces solo se practicaban en sus fiestas ceremoniales.
Además, el tejo en un principio se jugaba con un disco de oro, que era conseguido por el trueque o canje que hacían con indígenas de otras partes del país.
Ever Castellanos es jugador de tejo, la cita con este deporte son todos los fines de semana en la cancha de tejo bocadillo. Castellanos comenta que el tejo siempre se ha caracterizado por ser un deporte emocionante y de valor.
“El tejo, desde sus inicios, siempre se ha caracterizado en la medida de lo posible que de en la mecha y explote, lo que termina siendo emocionante y pues esto lleva a darle el primer puesto al equipo o a la persona, por eso creo que es un deporte que ha perdurado tanto y por lo que actualmente es considerado, pues un deporte propio del país”.
Actualmente, este deporte ha traspasado las fronteras, ya que, en Ecuador, Perú y Venezuela y en algunas partes de Brasil y en España se juega tejo, pero de una forma recreativa.