Giros de vida con las tecnologías

Al pasar de los años la tecnología ha avanzado de manera exponencial en poco tiempo. En pleno 2020, aunque no tengamos autos voladores como lo mostraban en volver al futuro o los Simpson, podemos hacer compras por internet, tener clases virtuales, e incluso pedir comida que te llegue a la puerta de la casa. Un sinfín de comodidades que hace unos 40 años las personas no se hubieran imaginado que podrían vivir así.

Claudia Gimena Rincón, una inmigrante al mundo digital de la generación x, recuerda la etapa de su infancia en que un computador del tamaño de una foca regordeta era la sensación del colegio. Conmemora con gracia cuando veía clases de informática

“Un computador si lo conocí a los 11 años, fue en el colegio. Había como que un solo computador para todo el colegio, entonces básicamente la clase de sistemas consistía en todos los chiquitines pararnos al lado del computador mientras el profesor nos enseñaba los comandos y los anotábamos en el cuaderno. Pero pues era muy teórico porque no teníamos acceso a practicar en el computador.”

Para hacer tareas, ella hacía las veces de buscador de google para indagar entre decenas de enciclopedias genéricas, atlas y libros para encontrar la información que necesitaba. Una vasta biblioteca era lo que necesitaba para hacer sus trabajos.

En Duitama, su pueblo natal, no sentía la necesidad de salir a su barrio para jugar. Aunque a veces lo hacía, tenía una tropa de niños en su casa con los que podía jugar horas y horas hasta caer rendidos en las tiendas de comercio que imaginaban tener.

“Cuando nos integrábamos todos entonces nos inventábamos juegos con plastilina, recreábamos situaciones de la vida real, jugábamos como si ya fuéramos adultos y rompíamos muchos papeles simulando que eran billetes, y todos teníamos negocios y nos comprándonos los unos a los otros. Creo que la vena de comerciantes.”

Para poder comunicarse con personas del mismo pueblo o en otro departamento tenían que utilizar un teléfono fijo. La llamada debía ser bien justificada, pues cada minuto era muy costoso como para hacer una llamada de visita, como lo diría la mamá de Gimena.

“Existía el teléfono fijo, entonces existía lo que llamamos las llamadas de larga distancia que eran caras, entonces no eran tan permitidas. Y la llamada local simplemente era que uno desconectaba el auricular y marcaba el número local y se marcaba un código dependiendo del departamento; y las locales, uno desconectaba el auricular y marcaba el número”.

Gimena tuvo presente en su casa la evolución del casete, pasó de escuchar música en cajitas llenas de cintas magnéticas a un disco compacto en equipos de sonido.

“Se tenía una grabadora, después la grabadora vino un equipo de sonido, entonces el último modelo era el que tenía doble casetera. Ya pues después más adelante salió el DC, entonces el que tenía la unidad de CD, entonces ya después el que tenía unidad de CD con tres discos, con una bandeja para tres discos, entonces era lo último… la última revolución”.

A sus 22 años pudo hacerle frente por primera vez un computador y a internet, una red de comunicación que para ese momento prometía interconectar a las personas de cualquier parte del mundo, cosa que todavía era difícil de digerir, pero poco a poco se fue adaptando.

Cuando conocí internet era demasiado, demasiado, demasiado lento, pero era una novedad y era algo maravilloso saber que uno podía entrar a acceder a información de otro planeta. Eso era sorprendente. La primera aplicación importante que le di a internet fue el acceso al correo electrónico para estudiar, porque estaba en la universidad

Para ese momento ya no era indispensable el teléfono fijo para hablar a larga distancia con otras personas. Consiguió su primer teléfono móvil en 2006, un Nokia 2120 que era casi del tamaño de una calculadora

“Era muy básico, con sus teclitas y una pantalla chiquitina en la cual se veía el número en que uno marcaba, y en ese tiempo  pues solamente servían para hacer llamadas, tenía los tonos, los ringtones, los mensajes de texto y las configuraciones.”

No era un celular del que se pudiera tomar fotografías, tenían que tomarlas con una cámara que guardaba las fotos en negativo en un rollo, para luego mandarlas a revelar y ponerlas en un álbum cual tesoro preciado.

 “Una de las costumbres que se tenía en mis épocas era tener los famosos álbumes de fotografías, por cada ocasión especial se tomaban fotos, se mandaban a revelar y se conservaban en álbumes. Hoy en día eso se reemplazó por las redes sociales, entonces la gente vive subiendo fotos. Yo veo que una de las desventajas es que ya la gente sube cualquier fotografía, cosas que muchas veces no tienen relevancia. Se pierde la relevancia de guardar momentos”.

La tecnología le dio un giro completo a su vida, ya no tiene que pagar cantidades exorbitantes para llamar a otras personas, para conseguir trabajo solo tiene que buscar ofertas laborales en internet, no tiene que hacer largas filas para hacer algún pago, ni tiene que pasar horas en una biblioteca buscando información para algún trabajo.

Sin duda, la web 2.0 se convirtió en la herramienta predilecta para realizar cualquier acción, para interactuar, indagar, conocer, comprar, vender, opinar, pero principalmente lo que hizo fue globalizar al mundo entero borrando todas las fronteras que nos dividen.

Producto radial realizado por Gimena Katherine Velandia Rincón, Unab Radio.