Por: Yerly Meneses, Valentina Hurtado, María José Martínez y Sofía Téllez, estudiantes de Periodismo.
En el mundo, entre 2013 y 2021 se ha quintuplicado el crecimiento comercial de los vaporizadores. Según la Euromonitor International en 2013 se vendieron 4 mil millones unidades y en lo que va de 2021 se han comprado casi 20 mil millones de estos dispositivos. Esta situación ha encendido las alarmas de todos los organismos de salud que indican que estas cifras se han visto influenciadas por la desinformación que rodea las ventas de los vaporizadores.
La Asociación Americana del Corazón insiste en qué hay muchas razones por la que este producto no debería publicitarse como una opción más segura, puesto que otras organizaciones como los Centros de Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC) han identificado lesiones pulmonares severas asociadas al uso de los cigarrillos electrónicos o vaporizadores.
Desde su introducción al mercado a principios de este siglo, se fue popularizando en la década del 2010 en Bucaramanga, como una alternativa para dejar el cigarrillo tradicional y usarlo de forma recreativa. Sin embargo, la falta de información y los daños que causan en la salud, son desconocidas por la población y sus consumidores.
Pero… ¿Sabe usted que es el cigarrillo electrónico?
Los cigarrillos electrónicos, e-cig, narguile electrónico, e-hookah, hookah bolígrafo, vapeador, bolígrafo vapeador, mods o vapers son dispositivos para fumar que funcionan con baterías. A menudo se parecen a los cigarrillos tradicionales, pero funcionan de forma diferente. El uso de un cigarrillo electrónico se conoce como “vapear”. El usuario inhala desde la boquilla del dispositivo. Esto causa que el vaporizador caliente el líquido dentro del cartucho. El líquido contiene nicotina, aromas y otros productos químicos, lo que luego se convierte en el vapor que se inhala.
Carlos García, Cesar Arnobil y Julieth Triana, vendedores de cigarrillos electrónicos por más de 2 años explican la composición interna y el funcionamiento de los vapeadores.
“El cigarrillo electrónico, más conocido comúnmente como vaporizador, es un utensilio que funciona a base de esencias o aceites naturales en los que, al tener contacto con el calor, se evapora y producen una sensación muy parecida a la del cigarrillo”.
“El vaper está conformado por la parte de la batería, que se le denomina así mismo, que es la parte alargada y metálica que se encuentra en los vaporizadores, la parte de arriba que es el tanque. Esa parte fácilmente la puede localizar porque es cristalina y está conformado por la boquilla”.
“Por medio de la resistencia se calienta el líquido que tiene y se vuelva gas, para que haga su cambio químico a gas”.
La popularidad de los cigarrillos electrónicos ha puesto en alerta a los legisladores de todo el mundo, que temen que se siga convirtiendo en una puerta para entrar a nuevas adicciones para los jóvenes.
Según los estudios realizados por la Organización mundial de la salud (OMS), los cigarrillos electrónicos, por sí solos, están asociados a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos pulmonares.
Además, la OMS reveló que cada año más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco. De las cuales 7 millones fueron por consumo directo y cerca de 1,2 millones por la exposición al humo. Cifras que han alarmado a las autoridades sanitarias a nivel mundial y nacional.
Por eso, este organismo internacional ha recalcado en la necesidad de que los países regulen estos productos para proteger a la población.
Pero, ¿cuáles son los síntomas de este problema? De acuerdo con los consumidores de estas sustancias, algunos de los factores que han contribuido a su popularidad, entre los jóvenes, son la facilidad con la que se pueden obtener, la variedad de sabores y la creencia de que son más seguros que los cigarrillos tradicionales.
Esto se vio reflejado en una encuesta realizada a la población bumanguesa, para este trabajo periodístico, de las 1.376 personas que participaron, el 62% confirmó que prefiere usar el vaper por encima del cigarrillo tradicional.
Sebastián Carvajal, un joven de 21 años que usa estos elementos desde que tiene 17 años, indica que prefiere el cigarrillo electrónico por el poco olor que deja y la posibilidad de manejarlo a su gusto.
“Empecé a consumir cigarrillos electrónicos debido a que no me gustaba el olor que me dejaba impregnado el cigarrillo común y corriente. Otra ventaja es que yo soy el que lo manipula como yo quiera fumármelo, ya que soy el que le echa el requerimiento de la nicotina y vario las esencias”.
También es el caso de Juan José Guillermo, un joven de 20 años que consumió por más de un año estas sustancias, explica que prefiere el cigarrillo electrónico por el olor, las sensaciones que deja y la imagen que tiene ante la sociedad este aparato.
“Sí se sentía mejor respecto al cigarrillo tradicional, sobre todo por el olor. Porque no está tan mal visto. Entonces era mejor el cigarrillo electrónico”.
Aunque el término “vapor” puede sonar inofensivo, el aerosol que sale de un cigarrillo electrónico no es vapor de agua y puede ser perjudicial. El aerosol de este cigarrillo puede contener nicotina y otras sustancias adictivas que pueden causar enfermedades pulmonares, enfermedades cardíacas y cáncer, tanto en las personas que los consumen como quienes lo rodean.
La médica Astrid Cristancho afirma que por ser aparatos relativamente nuevos no tienen estudios que confirmen las consecuencias a largo plazo. Pero a su vez indica que los últimos estudios realizados por la OMS ratifican que usar los vaper genera daños pulmonares y la garganta.
“El uso de los cigarrillos electrónicos es relativamente nuevo. Por lo cual, no se tiene una evidencia de sus efectos a largo plazo y no se puede afirmar que sean las mismas consecuencias. Pero a corto plazo se ha encontrado daños a nivel pulmonar, afecciones de la memoria, concentración y aprendizaje principalmente en niños y adolescentes, y también se han reportado muertes asociadas al uso de los cigarrillos electrónicos”.
Por ejemplo, los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC) han identificado lesiones pulmonares severas asociadas con el uso de cigarrillos electrónicos o vaporizadores.
Pese a esa información revelada por entidades de salud internacionales, la desinformación del peligro y efectos de los vapeadores es notoria. Como es el caso en el que omitieron la muerte de un adolescente de 17 años del Bronx, siendo la primera persona en morir en Nueva York por una enfermedad relacionada con el vapeo y el consumo de cigarrillos electrónicos. Por esta razón, en 2019 el gobernador de este estado, Andrew Cuomo, le exigió al presidente Donald Trump tomar “acciones” respecto al tema.
Según la Liga Colombiana contra el Cáncer, en el país, el 90% de los usuarios que consumen cigarrillo inician antes de los 19 años y la mayoría de la población fumadora está por debajo de los 24 años.
Respecto a esta información la médica Astrid Cristancho menciona que cuando se inicia el consumo de estas sustancias desde la adolescencia, la persona puede desarrollar enfermedades más rápido y se ve obligado a empezar el consumo de medicamentos desde una edad temprana y afectar otros órganos como los riñones.
“Fumar desde edad temprana hace que las enfermedades cardiovasculares y respiratorias inicien de forma más temprana. Haciendo que se aumente el uso de fármacos y complicaciones que genera tanto estas enfermedades como el uso de los medicamentos de forma permanente”.
Las personas contactadas para esta investigación, y que en algún momento consumieron los vapers, afirmaron que en los lugares donde vendían estos dispositivos le decían que no eran perjudiciales para la salud, que ayudaban a mitigar la ansiedad por fumar y que se usaban para entretenerse.
Por ejemplo, Diego Londoño, un joven de 21 años que consumió por más de tres años, manifiesta que desde los puntos de ventas se genera información falsa, no se da una asesoría adecuada a los clientes y se potencia el aumento de los riesgos al no explicar el correcto uso de estos dispositivos.
“Cuando yo fui a comprarlo a la tienda, nunca me dijeron cómo debía usarlo ni cómo debía manejarlo, solo explican cómo cargarlo. Pero no te explican los daños que puede generar y todo lo que conlleva. Se interesan más que todo en vender y no por conservar la salud. Simplemente por evitar que se siga usando el cigarrillo tradicional”.
Y es precisamente lo que se ve reflejado en un reportaje realizado por la revista Universo de Ecuador. En dicha publicación, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) indica que solo en 2017, las empresas que fabrican estos cigarrillos electrónicos, en Estados Unidos, invirtieron más de 8.000 millones de dólares al año en mercadeo agresivo.
Otra de las causas es el consumo de los vapers por moda y curiosidad. Lo que genera un consumo irresponsable, excesivo y sin supervisión alguna. Sobre todo, en los menores de edad.
Por su parte Diego Londoño afirma que inició el consumo de estos aparatos por curiosidad.
“Más que todo lo empecé a usar como para experimentar y probar por primera vez los diferentes sabores con lo que venía el Vap’. Pero creo que, en cierta cantidad de personas, por el hecho de ver a otras personas con sus cigarrillos eléctricos, sienten que se verían muy ‘cool’, muy a la moda usándolos también”.
Mientras que Juan José Guillermo asegura que inició su consumo por entretenimiento y moda.
“Principalmente yo empecé a consumir cigarrillos electrónicos por entretenimiento, más no por dejar algún vicio. Pero más que todo por entretenimiento, por moda”.
Mientras que Diego Londoño explica que dejó de usarlo por los dolores y el ardor que sentía en la garganta luego de usarlos.
“Exactamente por conocer los efectos de seguir consumiendo un vaper’ o un cigarrillo tradicional, sé que a futuro no me hará un bien y es por eso que antes lo hacía y ahora no lo hago. Dejé de usarlo viendo que cuando los usaba me afectaba la garganta, es decir, me provocaba ciertas sensaciones. No me sentía bien. Me sentía muy raro”.
Otra de las consecuencias es la amplia cantidad de lugares donde se pueden usar estos dispositivos a pesar de la Ley 1335 o Ley antitabaco aprobada en 2009. Y es que a pesar de que desde ese año se prohíbe las publicidades de productos derivados del tabaco, los cigarrillos electrónicos no tienen muchas restricciones en lugares públicos.
En cambio, la aprobación de esta Ley en 2009 perjudicó a las empresas que producen y comercializan el tabaco artesanal en Piedecuesta, Santander. Debido a que la ley incluye a todas las productoras de esta planta, sin tener en cuenta que las fábricas de tabaco artesanal elaboran productos naturales.
Gabriel Pico Gutiérrez, representante de la fábrica “Cigarros Corona Real” explica que la baja producción de las empresas de tabaco no se debe al crecimiento de la industria de los cigarrillos electrónicos o vapers.
“Lo que fue la llegada de los cigarrillos electrónicos no nos ha afectado en lo más mínimo porque lo que nosotros hacemos es tabaco artesanal, a la industria del cigarrillo común si lo afecto”.
Además, Pico Gutiérrez se refirió a la reducción de producción en Piedecuesta durante los últimos años y la importancia que tiene esta industria en Santander.
“Con respecto a la producción que se tiene ahorita a la que se tenía hace diez años ha caído en 2 o 3 millones de cigarrillos de tabaco que ya no se producen porque hay personas que por las restricciones que se le han aplicado al tabaco se han puesto a hacer otras labores. Hace 10 años se hacían entre 27 y 28 millones de tabacos y ahorita en Piedecuesta, se produce de 23 a 25 millones de tabacos al mes. Piedecuesta es la capital mundial del tabaco artesanal en ninguna otra parte del mundo se hacen tantos tabacos artesanales como acá en Piedecuesta y además que es el principal renglón de la economía en este municipio”.
Por otro lado, la radicación de la Ley 1335 o Ley antitabaco permitió que las instituciones educativas del área metropolitana de Bucaramanga pudieran restringir el uso total de estos dispositivos.
Y es que a pesar de que en cada institución se establece un manual de convivencia, los colegios y universidad comparten la idea de impedir el uso de estos dispositivos en lugares académicos. Pero pese a estar prohibido, los estudiantes deciden consumirlo a escondidas o luego de terminar las jornadas escolares.
Sin embargo, el tercer estudio epidemiológico andino sobre el consumo de drogas en la población universitaria en 2020, reveló que el 16% de los universitarios ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en su vida.
En el caso de las principales universidades del área metropolitana como la Universidad Santo Tomás (Santoto), la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), la Universidad Industrial de Santander (UIS) y la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab) tienen prohibido el consumo de estas sustancias dentro de los campus universitarios.
De acuerdo con esta reglamentación, en 2014, la Unab realizó una campaña titulada “Aire puro libre de humo”. Esta consiste en concientizar a la comunidad de que el hábito de fumar perjudica la salud. Además, buscaba alejar de los pasillos, oficinas y áreas cerradas el humo del cigarrillo y del tabaco. Con el fin de tomar conciencia de la importancia que tiene la preservación del medio ambiente y la salud.
En el caso de los lugares gastronómicos es diferente. Jaime González, mesero de “Che Porteño Pizzería” en Bucaramanga, explica que en la mayoría de restaurantes es permitido el consumo de estos cigarrillos y que la decisión de permitir o no depende de los propietarios del lugar.
“En el restaurante que trabajo no se tiene prohibido el uso de vapers ya que por ley no está estipulado. Solo se tiene la prohibición del consumo del cigarrillo (tradicional) en el establecimiento por la ley 1335, ya que el humo y el olor afecta el ambiente del restaurante. El uso del vaper no se prohíbe porque tiene aromas diferentes y no son hostigantes como los del tabaco. En algunos restaurantes he visto que se pone cierta prohibición, pero eso depende de la gerencia del restaurante”.
En cuanto a las consecuencias del consumo de cigarrillos electrónicos están las infecciones orales. Para este caso, el odontólogo Fredy Meneses explica que el mal aliento, las caries dentales y las periodontitis son algunas de las consecuencias que deja el consumo de vapers, en la salud dental.
“Las principales consecuencias y complicaciones de salud dental asociadas al uso de cigarrillos electrónicos son similares a las del tabaco. La más frecuente es producir mal aliento, la xerostomía que es disminuir la salivación, mancha la superficie de los dientes, los pone amarillentos y la caries dental también. La mayor afectación es la periodontitis, esta enfermedad lo puede llevar a la pérdida total de los dientes. Además, se asocia a otras enfermedades cardiovasculares y la diabetes.”
Además de eso, las personas que consumen estos cigarrillos descontroladamente y sin regulación se exponen a tener problemas de salud más complejos a corto y largo plazo. La médica Astrid Cristancho señala cuales pueden ser esas enfermedades y cuáles son los órganos que se ven más afectados.
“Las principales consecuencias de fumar cigarrillo son las que se generan a largo plazo. Principalmente problemas pulmonares como epoc, bronquitis crónica, hipertensión arterial, aneurismas, cáncer del pulmón, lengua, esófago, estómago y colón”.
Desde la investigación realizada y teniendo en cuenta a toda la población que se ve implicada y afectada por los efectos del cigarrillo electrónico, como lo son los niños, los jóvenes y la persona de la tercera edad. Todos estos se pueden ver afectados por ser fumadores activos, el que lo consume, y los fumadores pasivos, que son los que succionan y consumen el humo y el vapor que expulsan estos dispositivos.
Para este caso, la médica Astrid Cristancho explica que tanto el fumador activo como pasivo se ven perjudicados por el humo que expulsan los vaper.
“El fumador pasivo tiene igualmente un alto grado de daño a nivel de la parte pulmonar y cardiovascular. Con el agravante de que ellos solo pasan todo este humo y no lo expiran como si lo hace el que está fumando”.
Otra solución es darle importancia y radicar el proyecto presentado por el concejal Samir Abisambra, del partido Liberal. En este se busca proteger a los niños, niñas, adolescentes y adultos mayores de la exposición al humo de tabaco y sus derivados, incluyendo el cigarrillo electrónico.
De lograr que se le dé prioridad al estudio del proyecto de ley propuesto por el concejal Samir Abisambra y crear campañas de concientización desde la secretaría de salud de Santander, las universidades y colegios, se estaría protegiendo la vida de los colombianos que deciden no consumir estas sustancias. Incluyendo a niños y adultos.
Además, si se logra concientizar a la población, se podría reducir la cifra de 6.5 billones de pesos anuales que gasta el gobierno para pagar los tratamientos que están asociados a las enfermedades por tabaquismo.
De lo contrario, las cifras de pacientes diagnosticados con enfermedades asociadas a los efectos del tabaco y las muertes por cáncer de pulmón crecerán día a día y seguirán aumentando los costos y el presupuesto que se debe designar a estos tratamientos. Puesto que, según el análisis económico realizado por la Organización Mundial de la Salud, Colombia gasta casi el 2% del PIB en tratamientos por enfermedades asociadas a los efectos del tabaco.