La vida en tiempos pasados

El primer recuerdo mío cuando mis papás se comunicaban con sus familiares, con su mamá, con sus abuelos, tíos, era por intermedio de Telecom…

Mi nombre es Martha Rocío Ortega Vargas, tengo 56 años y hoy pues voy a contar cómo fue mi juventud cuando no existía la tecnología. Las comunicaciones de nosotros eran por intermedio de la carta, los telegramas y el teléfono. Los telegramas eran unas cosas muy, como le dijera yo, palabras cortas, eso no era extendido en cambio una carta sí, una carta era bastante extendida.

El primer telegrama que yo mandé fue a un hermano cuando estaba en el ejército, decía el telegrama: Lo extrañamos, te queremos mucho, abrazos. Así era el telegrama. También recuerdo que en el año 89 más o menos llegó el bíper, era un aparatico que cargaban, que llamaban también, el buscapersonas. Uno por ejemplo mandaba y decía: Te estoy esperando, llama. Era cosas muy, muy pequeñas.

Respecto a la cámara fotográfica, cuando yo estaba pequeñita, le tomaban a uno las fotos era un señor detrás de un cajón y le tomaban su foto, eso hay veces se demoraba quince, a un mes para que le entregaran a uno la foto. Ya después en el año ya 74, 75 ya empezaron a salir las cámaras que tomaban foto a color, pero esas sí se demoraban para desarrollar.

Yo hice mi primera comunión y el señor que tomó las fotos de la primera comunión, dígame fue a color y duramos un año, pa’ que no la trajeran porque el rollo tocó que mandarlo el señor a Estados Unidos para que se lo desarrollaran porque acá no, acá no había que no se qué y duramos un año esperando las fotos de la primera comunión, imagínese. Y ya después vino ya más avanzado y ahoritica es rápido porque ahora, ya no se usan las cámaras, es el celular, toma uno las fotos del celular y todo y ahí quedan y ya las ve uno como quedaron.

Lo que hacíamos para entretenernos (suspiro),  jugaba uno con los vecinos, hay veces las vecinas contaban historias, jugábamos parqués, jugábamos el dominó. Cuando llegaba del colegio pues uno era contento también porque primero que todo llegaba su almuercito, después a las dos, dos y media empezaban unas novelas muy bonitas por radio, todo lo dramatizaban, hacían todo y uno se imaginaba todo lo que iba pasando en la radionovela. Era, mejor dicho, le desarrollaba a uno la mente y más que todo  oí la novela de “María” y después en la noche oíamos un programa de cuenta chistes que era “Los locos del quinto piso” que lo hacían reír a uno, empezaba a las nueve de la noche y terminaba a las nueve y media y de ahí se iba uno a dormir.

La relación de mis papás con nosotros era muy exigente, éramos cinco hermanos sí, a cada uno nos daban una obligación y nos tocaba cumplirlo porque el que no cumplía los deberes que nos daban nos castigaban, y castigos, castigos fuertes, no como ahora que uno ya no le puede alzar la voz al hijo porque se van pa’ el bienestar familiar y lo demandan a uno. Ahoritica es una cosa impresionante, en mi época no, nos tocaba lo que dijeran los papás, lo que ellos decían, se cumplía, no podíamos alzarle la voz, porque sino también nos castigaban.

Se levantan a las cinco de la mañana, a esa hora nos tocaba levantarnos todos, había un horario como pa’ acostarnos como para levantarnos. En cambio, ahora los chinos se paran a las 11, 12 del día y nada, y no pasa nada.

Mejor dicho, la época de nosotros fue muy bonita, muy bonita porque hablábamos, nos mirábamos a la cara, nos reíamos y todo es que ahora la tecnología ha acabado eso, la unión, la unión de las familias, pero antiguamente era muy bonito, la niñez de nosotros fue muy bonita. Ojalá volvieran esos tiempos porque ahora que estamos pasando estos momentos de cuarentena deberíamos estar más en familia, en unión y no en un celular.

Producto realizado por Ana Milena Flórez, UnabRadio.