Por: Juan Felipe Hernández
Es inolvidable nuestro primer encuentro con el amor. En algunos, este encuentro es prematuro, otros se toman su tiempo. Se manifiesta de diferentes formas: una mascota, un objeto o una persona, pero indiscutiblemente es un encuentro trascendental. En el patio de
la Institución Educativa Andrés Páez de Sotomayor, ubicado en el barrio La Joya de Bucaramanga, se encontraba un niño de 7 años con su primer amor, la pelota. En ese momento Mario Niño no lo sabía, pero había conocido a la que iba a estar presente en los momentos mas importantes de su vida.
Los primeros torneos en los que participó no tenían premio, pero tenían la pasión de un partido de primera división. A la hora del recreo, Mario se juntaba con sus compañeros de salón para jugar con otros niños.
“En esa época de mi infancia no existían escuelas de fútbol. Yo empecé desde los 7 años a formar parte de una selección en el colegio. Me empezó como a gustar el futbol, como a empezar a jugar lo que es Intercolegiados, lo que es torneos en el recreo”.
Y así empezaría el amor de Mario por el fútbol, sin embargo, cuando se graduó sus prioridades eran otras. Estudiar y trabajar, en ese momento, eran más importantes para él. A sus 17 años tuvo la oportunidad de mostrar sus habilidades, en el torneo de liga y en el torneo de La Marte, jugando para el equipo de Almacén Olímpico. Su desempeño lo llevo a ser llamado a una convocatoria para la Selección Santander.
“Representar al departamento es algo muy hermoso, porque es representar los colores de nuestra tierra”.
Entrar a la selección era realmente complicado. Pues al momento que Mario se presentó, eran 500 los jóvenes que aspiraban a conseguir, solamente, 20 puestos en la plantilla. Esta responsabilidad hizo que se esforzará mas por seguir con su compañera, la pelota. Y finalmente conseguiría su lugar en el equipo.
Las ganas, la disciplina y el orden del veloz lateral derecho le llamarían la atención al técnico de las inferiores del Atlético Bucaramanga, Norberto Peluffo. Peluffo lo llevaría a las reservas del equipo en el año 1991, en donde tuvo que competir con grandes jugadores profesionales para poder jugar.
En 1992, el recién fundado Alianza Petrolera tendría su primera participación en el Torneo Concasa, nombre que tenía la primera división B. El joven Mario seria llevado a Barrancabermeja para jugar con el equipo petrolero y dar sus primeros pasos en el fútbol profesional. Jugando con Alianza enfrentaría grandes equipos como Envigado o Huila, dando un buen rendimiento.
Tras su paso por el cuadro aurinegro, volvería al Atlético Bucaramanga a reencontrase con su antiguo entrenador, Norberto Peluffo. En Bucaramanga a Mario se le conocería como “La Bruja” por su larga cabellera, su cuerpo delgado y su velocidad. Debutaría el 18 de octubre de 1993 contra el Deportivo Cali. Un duro partido que acabaría 4-3 a favor del Bucaramanga y en el que el debutante le daría la asistencia a Jorge Ramoa para anotar el gol de la victoria. Un partido muy importante para Mario que tenia un debut soñado frente a un Cali lleno de estrellas.
“En el Cali jugaban jugadores reconocidos como: Guigo Mafla, con el difunto Miguel Calero, que en paz descanse, tuve la oportunidad de enfrentarlo. Willy Rodríguez, que fue técnico del Bucaramanga. Hamilton Rica, que estuvo jugando en la liga inglesa”.
Después de estar dos años en el Atlético Bucaramanga, en 1995 es transferido al Atlético Huila. Era la primera experiencia de Mario fuera del departamento, y el recién contratado técnico del Huila, Nelson Abadía, requería de sus labores en la banda. Fue una etapa diferente en la carrera deportiva de Mario, tuvo que pasar las dificultades de todo jugador
forastero. Las primeras semanas estuvo en un hotel, hasta que se pudo organizar en un apartamento. En su mente solo estaba entrenar fuerte y pelear por la titularidad.
“Fue una etapa nueva, pero como le digo uno iba con muchas ganas, con muchos deseos de hacer bien las cosas. Y mas aún que estaba representando a Bucaramanga en otro equipo”.
Al finalizar esa temporada, Atlético Huila ocuparía el ultimo puesto de la recién implementada tabla de descenso y bajaría a la primera división B. en 1996 el camino de Mario giraría rumbo a la Perla del Otún para jugar en el Deportivo Pereira. En Pereira vivió de manera similar que en Huila. Una etapa solitaria en la que lo único importante era entrenar y estar al lado de su amada, pelota de fútbol.
“Empezando fue algo difícil, porque llegar a una ciudad a donde no conocía a nadie. Donde no tenia ni amigos ni nada. Jugadores nuevos, jugadores de mucha experiencia. Igual que en Pereira, fue lo mismo”.
Era tiempo de volver a su tierra, para jugar con el equipo que lo llevo al fútbol profesional. Mario volvía a Barranca donde se le conocía como bocadillo, por su gusto por el dulce de guayaba. Llegó a competir de nuevo con el Alianza Petrolera, en una ciudad donde estaban seguros de su valor y de sus aportes dentro del terreno de juego. Los últimos años de la
carrera de Mario se acercaban y con ellos los recuerdos de los grandes jugadores enfrentados.
“Te voy a nombrar a Miguel Calero. El difundo Andrés Escobar, que en paz descanse, que jugó en el Nacional. Rene Higuita, a Fredy Rincón, El Pibe Valderrama, El Tino Asprilla. Aristizábal, Juan Pablo Ángel, Chonto Herrera. Osea muchos jugadores, Valenciano, Mackenzie. Le doy gracias a Dios porque tuve la oportunidad de enfrentar toda esa cantidad de jugadores. Leonel Álvarez, Chicho Serna, Chicho Pérez. O sea fue algo muy
hermoso”.
La carrera de Mario Niño terminó donde empezó, en su ciudad. Fue transferido al Atlético Bucaramanga en 1999 hasta su retiro en el 2001. Su carrera futbolística terminaría a causa de una lesión en su rodilla derecha. Lo que le impedía mantener el ritmo en la doble jornada de entrenamientos. Esta era la despedida de Mario del fútbol profesional, sin embargo, la pelota lo seguiría acompañando y le abriría muchas puertas.
Pocos años después de su retiro consiguió un empleo estable, gracias a las amistades que le había dejado el fútbol. Actualmente lleva 16 años en la empresa transportadora Cotrander y ocupa el cargo de Jefe de Ruta.
En el año 2018 recibiría una solicitud de amistad de una antigua vecina del barrio la Joya, su nombre era Adriana. Mario dudo si en verdad era la misma Adriana que había sido imposible conquistar antes de partir a Barranca a iniciar con su carrera futbolística. Tras revisar el perfil, se dio cuenta que sí era la misma mujer. Empezaron a hablar hasta que
decidieron tener su primera cita en el centro comercial Caracolí.
“Es una mujer super dotada de todo. Super especial, super maravillosa en todo sentido. Con muchos valores como le digo. Una señora espectacular, una compañera, una madre, una hija excelente y bueno. Así empezó lo nuestro”.
Mario y Adriana empezaron su noviazgo. Y a pesar de que Mario había encontrado un nuevo amor, no podía olvidar al primero. La pelota lo seguía acompañando, competía en un equipo formado por los compañeros de la empresa de su novia, en el torneo de intercolonias del Porvenir. Era fin de semana y el día del partido coincidía con la celebración de meses de noviazgo, así que Mario aprovechó para marcar el gol de su vida.
“Yo tampoco lo esperaba, porque hacer eso en una cancha de futbol. Nadie ha hecho eso y pues yo tuve el atrevimiento de hacerlo”.
Mario habló con los compañeros y los amigos de su novia para comentarles su idea. Al final de el encuentro ni la lluvia pudo detener la sorpresa que tenia preparada. Acompañado de bombas, música, champaña y un cojín del Bucaramanga, Mario haría la pregunta mas importante de su vida. Con el uniforme sudado y al lado de su otro amor le pediría matrimonio a su futura esposa.
“Lo mas bonito, con el uniforme de jugar fútbol donde yo he jugado toda mi vida. Y llegar a decirle: ¿Mi amor, te quieres casar conmigo? Me le arrodillé, eso fue algo impresionante. Eso fue algo que nunca se me olvidará y a ella tampoco ni a mis compañeros. Fue algo muy especial”.
El amor se manifiesta de diferentes formas: una mascota, un objeto o una persona, pero indiscutiblemente es lo que le da sentido a nuestras vidas. Mario Niño espera pasar el resto de su vida acompañado de sus dos amores.