Tiempos de antaño

Mi nombre es Lucy Mariela Ruíz Prada, tengo 54 años.

Si esto que está pasando  de estar encerrados en nuestras casas por el tema del Coronavirus y del aislamiento que tenemos en nuestras casas como medida preventiva, si hubiese pasado en los años de mi infancia, más o menos en los años 76, 77, creería yo que sería completamente diferente.

En ese tiempo no existía la tecnología que existe hoy en día. La facilidad de distraerse, de pronto con la televisión, viendo películas, con el internet. En ese entonces no, las distracciones totalmente diferentes como los juegos, los amigos.

Yo vivía con mi mamá, María Rosario Prada, mi papá José Vicente Ruíz. Somos una familia de 7 hermanos. Vivíamos en un corregimiento de San Alberto llamado La Palma, donde quedaba la empresa Indupalma, allá trabajaba mi papá. Un pueblo bastante caluroso, del departamento del Cesar.

La casa donde vivíamos, teníamos un patio bastante grande donde podíamos salir allá a jugar, hasta trotar, hacer juegos.

Los pasatiempos en ese entonces eran jugar con mis hermanos, y a veces con los vecinos, con las amigas que teníamos de los vecinos. No era siempre porque era muy rara vez que nos dejaban salir de la casa. Siempre éramos ahí en la casa, pero no pasábamos aburridos, porque como la casa era grande y ahí nos distraíamos jugando al stop, jugando a la pirinola, jugando al triki.

Mi papá era una persona muy estricta y en las mañanas no podíamos salir a ninguna parte porque estudiábamos y en la tarde pues a veces nos dejaba salir.

Los horarios en los que a veces nos permitían salir era entre las 4:00 a 5:00 de la tarde, más que todo era por el calor, porque como es un pueblo bastante caluroso, entonces no se podía más temprano porque hacía mucha calor.

Más tarde no se podía porque en ese entonces no había luz en el pueblo, entonces era imposible. Mi papá no permitía que saliéramos después de las 6:00 de la tarde, por seguridad y porque estaba todo oscuro.

Mi papá cuando llegaba de trabajar, él llegaba generalmente a las 2:00 de la tarde, se bañaba, después almorzaba y siempre salía a la mitad del patio en una silla mecedora que tenía y se sentaba primero que todo a escuchar una radionovela que le gustaba, se llamaba “Al borde del sepulcro”, era muy buena la novela. A veces, hasta me embobaba escuchando esa novela.

Después a las 3:00, 4:00 p.m. empezaba otra novela que también le gustaba mucho era esa de “Arandú”, y después de eso ya como empezaba a oscurecerse él salía a la puerta y se sentaba en una silla para que ninguno de sus hijos saliera a la calle, por lo que ya no había luz.

Tocaba encender unos mechones que el hacía a base de petróleo y en las habitaciones unas velas ya llegaba la hora de dormir.

Después con el tiempo ya llegaron las redes, ya se pudo mandar a colocar la luz allá en la casa, la situación cambió un poco porque a mí mamá le regalaron un televisor a blanco y negro. Entonces ya nos dejaban ver televisión en las tardes.

Pasaban programas muy buenos, pues en ese entonces los llamábamos buenos porque como nunca habíamos visto televisión nos parecían buenos y divertidos como eran “Las aventuras de Heidi”, “Las aventuras de Tom Sawyer”, “Los superhéroes”, “Los supersónicos” eran programas que nos gustaba verlos.

Todos estos cambios Lucy Mariela Ruíz aún los tiene presente y más en estos días donde recuerda el momento que vivió en 1992 en el conocido apagón que ocurrió en el periodo presidencial de César Gaviria, donde con 26 años tuvo que permanecer encerrada en su casa. Hoy 28 años después se entretiene junto a sus hijos y esposo en el aislamiento obligatorio por el COVID-19.

Producto realizado por Daniela Bueno. Unab Radio.