Desde el 2012 hasta el 2018 se multiplicó por cuatro el número de teletrabajadores en el país, pasando de 31 mil 553 en el 2012 a 122 mil 278 en el 2018, año en que se hizo el ‘Estudio de Penetración del Teletrabajo en Empresas Colombianas’. Pero ese incremento no se puede comparar con el que se ha dado en el primer semestre de este año, debido al confinamiento por la pandemia de COVID-19.
El confinamiento le hizo ganar popularidad al teletrabajo, de ello no hay duda. En 2012, cerca de 12 mil 912 empresas adoptaron esta modalidad, pero debido a la pandemia, este número creció abruptamente y hoy el 98% de las empresas está operando de forma remota, según un estudio de la Federación Colombiana de Gestión Humana, Acrip.
Por otro lado, según cifras de MinTic, esto representó un aumento de casi el 400 %, en relación con los dos años anteriores, en la adopción del trabajo remoto. Sin embargo, esto también ha traído desafíos a los empleadores, pues solo la mitad de las empresas en Colombia contaban con políticas de trabajo remoto antes de la pandemia.
No obstante, hay organizaciones mayoritariamente virtuales para las que la pandemia y el paso al teletrabajo significó un aumento en ventas y visibilidad. Este es el caso de Asking Room, una empresa que ofrece acompañamiento académico a estudiantes de colegios en sus asignaturas base.
En 2012, el gobierno de Juan Manuel Santos firmó el Pacto por el Teletrabajo, una alianza público – privada, que, según sus impulsores, permitía generar un marco de cooperación para impulsar el teletrabajo en Colombia, como instrumento que contribuyera a la transformación digital del país, a incrementar la productividad en las organizaciones, generar una movilidad sostenible, fomentar la innovación organizacional, mejorar la calidad de vida de los trabajadores y promover el uso efectivo de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el sector productivo.
Ocho años después, debido a la pandemia y el confinamiento que esta trajo, este pacto fue retomado por el gobierno Duque, con el fin de unir fuerzas entre las organizaciones privadas y los entes gubernamentales para acelerar el cambio al trabajo online. Justamente, Asking Room hace parte de este proyecto desde que se firmó, y en la actualidad sigue funcionando para potenciar las capacidades tecnológicas de esta y otras compañías de la región.
Aunque esta coyuntura significó un paso a ciegas para muchas compañías que estaban respaldadas 100 % por la presencialidad, otras empresas como Asking Room sirvieron de ejemplo para liderar estos procesos de migración hacia el teletrabajo.
Para la fundadora y directora de Asking Room, Alejandra Contreras, el estado actual del trabajo ha ayudado incluso a que la productividad de su modelo se vea fortalecida, ya que ponen énfasis en las metas y no los horarios.
“No se trata tanto de las horas que pasemos dentro de un recinto, dentro de una oficina, sino las metas que nos planteamos desde el principio ya sea metas mensuales o de un periodo establecido. Creo que esto nos permitió evaluar que sí se puede tener productividad desde las casas”.
Contreras también afirma que esta etapa es una oportunidad para su compañía de escalar en el ámbito comercial, y por esto no dejarán perder el esfuerzo por el teletrabajo después de la pandemia.
“Para mí el teletrabajo ha sido una oportunidad de escalabilidad. Yo estoy convencida de que si fuésemos una empresa que se delimitara completamente a un espacio físico la escalabilidad de mi compañía sería muy reducida. Entonces pienso que sí la seguiríamos implementando seguramente una vez pase el tema de la pandemia”.
Asimismo, para la directora de Asking Room el teletrabajo no solo implica trabajar desde casa, sino asegurarse de que sus empleados tengan las comodidades y herramientas necesarias en sus hogares.
“Obviamente tu como empleador pues deben garantizar de que los espacios en casa también sean los adecuados. Poder evaluar que cada persona tenga las herramientas de trabajo y que el espacio sea el adecuado para que la persona tenga un alto rendimiento”.
Sin embargo, no todos los trabajadores que han tenido que quedarse en sus casas tienen estas herramientas. Sectores como el de la educación han tenido que mudar a la virtualidad por el evidente riesgo que representan más de 30 o 40 personas en un aula de clase.
En este caso, es más lo que se pierde con el teletrabajo, pues la presencialidad del colegio y la universidad permite que todos los docentes y estudiantes tengan la misma calidad de educación y enseñanza, independientemente de su estilo de vida o estrato social. Al trabajar desde casa, por ejemplo, los docentes se ven expuestos a los riesgos naturales de su contexto, como el analfabetismo tecnológico, la precariedad y la falta de herramientas y equipos.
Teniendo en cuenta que la mayoría de docentes en Colombia son mayores de 60 años, y que por lo menos los docentes del magisterio de educadores no cuentan con ARL, la mejor opción es el teletrabajo, pero no existen las garantías por parte del Estado para que un maestro pueda dar sus clases sin obstáculos como los ya mencionados.
En otros casos, no es el docente quien tiene la dificultad sino los padres de familia y los estudiantes, y el hecho de que un acudiente o el mismo alumno no puedan conectarse a una clase, llamar a un docente o entregar un trabajo entorpece por completo el proceso formativo.
Este es el caso de la docente de la Escuela Normal Superior, Luisa Fernanda Serrano, quien, como todos, tuvo que migrar a la virtualidad durante el confinamiento por el COVID. Esta maestra dice que el trabajo que antes realizaba en el aula se ha intensificado gracias a la búsqueda constante que debe hacer para encontrar material didáctico al que todos puedan acceder para seguir aprendiendo desde casa.
Serrano afirma que es difícil mantener el aprendizaje de todos sus estudiantes intacto cuando muchos de ellos no cuentan con conectividad para acceder a la plataforma del colegio, y los que tienen internet no tienen los equipos necesarios para ingresar. También asegura que la situación se hace más compleja cuando ni siquiera el mismo colegio cuenta con los recursos para dotar a sus docentes y estudiantes, pues el presupuesto de la educación es cada vez menos, y toda la comunidad educativa se ve afectada por la planeación estatal.
Por otro lado, la docente Luisa Serrano comenta que el teletrabajo ha puesto en riesgo su privacidad, obligándola a tomar medidas apresuradas.
“Entonces, en pocas palabras me tocó, pues buscar un celular, otro celular aparte de mi celular personal, porque no quería que, de ninguna manera, los papás tuvieran acceso o contacto con mi número personal”.
Y dice que uno de los mayores problemas es establecer un límite claro entre el horario laboral y el personal, pues no todos los padres de familia lo entienden.
“Entonces al principio si fue estresante, pero después establecí mi horario de trabajo y de 7 a 1 de la tarde. Después de ese horario yo apago automaticamente el celular que tengo para atención a padres y en ese tiempo la de la jornada de la tarde, pues realmente no, no recibo mensajes, no reviso plataforma y de esa forma pues puedo descansar y dedicarme a hacer otras labores”.
Es por esto que, como Luisa, muchos trabajadores colombianos se han cuestionado si vale la pena seguir intentando adaptarse a esta modalidad, pues en Colombia no se limitan muy bien los tiempos, ni siquiera legalmente.
Justamente, el artículo 2, ley 1221 de 2008, define el teletrabajo como “una forma de organización laboral, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y comunicación -TIC – para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio específico de trabajo”.
El amparo que le da a los teletrabajadores la ley, resuelve en teoría el problema del horario y la privacidad, pues se supone entonces que todos deben tener un horario establecido como el que labora presencialmente.
Sin embargo, para el abogado especialista en derecho laboral, Edgar Agredo Rodríguez, el problema es la ignorancia y falta de información por parte de las empresas, pues muchas de ellas desconocen que la ley colombiana tiene un apartado específico para esta modalidad de empleo.
“Ese es como el gran problema, de que los empresarios a veces no se asesoran por un abogado laboralista al momento de realizar las contrataciones y del desarrollo de estos contratos. En ese orden de ideas, a veces se cometen errores o falencias que van en detrimento de los derechos de los trabajadores”.
El abogado Rodríguez también asegura que los empleadores están obligados por la ley a suministrar lo necesario en materia de dotación para que las personas que deban teletrabajar puedan hacerlo sin problema. Y que, a pesar de que en Bucaramanga no se mida rigurosamente esta migración a lo virtual, varias organizaciones se han preocupado por hacerlo así.
“En Bucaramanga, pues no conozco una estadística seria, una estadística que me pueda mirar una referencia. Distintas empresas y con ocasión de la pandemia, optaron por colocar a sus trabajadores en aras de continuar desarrollando sus actividades y cumpliendo con el objeto social de cada una de las empresas, y fue el de dotar. Muchas empresas dotaron a los trabajadores de herramientas para que durante el encerramiento desarrollaran actividades de teletrabajo”.
El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, junto con el Ministerio del Trabajo, brindan de manera gratuita acompañamiento técnico a entidades públicas y privadas en la implementación del teletrabajo a través de asesorías, conferencias y talleres.
El problema radica entonces en las organizaciones gubernamentales, como los ministerios y secretarías, que conociendo esta reglamentación no entregan ningún tipo de dotación a los empleados, docentes o a los mismos estudiantes que se vieron obligados de la misma manera a quedarse en casa.
En la educación privada este inconveniente no se presenta, ya que las carteras de sus dueños permiten el equipamiento en materia de enseñanza y aprendizaje virtual, e incluso dotan a sus maestros con asesores que los capacitan y prestan apoyo virtual permanente. Algunas universidades públicas también han logrado arreglárselas para enviar a sus estudiantes y docentes equipos con los que puedan continuar su proceso formativo.
En este orden de ideas, son la mayoría de estudiantes de colegios públicos quienes quedan a la deriva en medio de una coyuntura que no permite salir de casa pero tampoco define ningún medio para quedarse en ella. Algunos con un computador sin internet, otros con un celular y a punta de recargas, así es como el estudiantado de casi todas las instituciones públicas está asistiendo a las clases y asesorías virtuales, esto representa un gasto enorme para los padres de familia que, de por sí, ya tienen bastante presión con el recorte de presupuesto que cada hogar debió asumir a raíz del confinamiento.
Las ciudades con mayor número de teletrabajadores son Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Barranquilla. La capital santandereana quintuplicó su cifra en los últimos dos años, pasando de 869 a 4 mil 992.
salud:
Con el aumento de trabajadores remotos, también han venido creciendo las horas de trabajo. Según la firma NordVPN, la jornada laboral subió en 40 %, pues desde casa es común estar más horas frente a la pantalla sin tener en cuenta el tiempo. Otro estudio de la firma Citrix, denominado ‘Wormquake: El nuevo orden laboral’, confirma esta tendencia, ya que el 57 % de los encuestados afirmó que su jornada laboral es más larga ahora que trabajan en casa. Por otra parte, un informe de ACRIP, también reveló que las organizaciones han detectado altos índices de estrés y ansiedad a lo que el 68,3 % de las empresas han respondido con acciones de apoyo psicológico.
Dentro de las personas que ejercen el teletrabajo se pueden encontrar tres categorías, autónomos, móviles y suplementarios.
Los autónomos son aquellos que utilizan su propio domicilio o un lugar escogido para desarrollar su actividad profesional, puede ser una pequeña oficina o un local comercial. En este tipo se encuentran las personas que trabajan siempre fuera de la empresa y sólo acuden a la oficina en algunas ocasiones.
Los móviles son aquellos teletrabajadores que no tienen un lugar de trabajo establecido y cuyas herramientas primordiales para desarrollar sus actividades profesionales son las Tecnologías de la Información y la comunicación, en dispositivos móviles.
Y, por último, los suplementarios son aquellos teletrabajadores que laboran dos o tres días a la semana en su casa y el resto del tiempo lo hacen en una oficina.
Todos ellos tienen algo en común, y es que se ven expuestos a un mismo riesgo: el de la salud. A pesar de las ventajas que tiene trabajar desde casa, por el tiempo libre que ofrece y la comodidad, este es un arma de doble filo que puede desencadenar problemas de salud graves.
La optómetra especialista en riesgos laborales, Saray Martínez, explica que uno de los órganos más afectados en el trabajo remoto es el de la vista, pues la exposición continua a las pantallas por un tiempo prolongado es causal seguro de afecciones visuales.
“Hay una radiación llamada la luz azul que genera una degeneración macular porque la luz azul tiene mucha capacidad de penetración, llega incluso a la última capa del ojo que es la retina. Al haber una mayor exposición a luz azul, esa luz que emiten las pantallas, y al ver una menor frecuencia de parpadeo entonces hay una mayor afección visual en estas personas”.
Asimismo, la optómetra Martínez aconseja reposo ocasional para los ojos con el fin de evitar problemas severos en la visión, a corto y largo plazo.
“La protección es super esencial, yo sí recomendaría el uso de lentes con unos filtros especiales de protección (…) También es importantísimo el chequeo visual (…) el uso de lubricante ocular y aplicando la regla 20/20/20 que es que cada 20 minutos las persona, por 20 segundos, mire a 20 pies de distancia y que empiece a parpadear. Este también es un buen ejercicio para las personas que usan pantalla”.
Por otro lado, el médico Jeferson Gutierrez explica que el teletrabajo también tiene consecuencias directas en materia de ortopedia, y se deben más que todo a los mismos trabajadores.
“La gente, al estar en la casa, no va a tener la mejor postura y va a buscar posiciones que sean más cómodas pero esas posiciones más cómodas no son las más ergonómicas. Por ejemplo, trabajar desde la cama, o trabajar desde el sofá, o trabajar en el piso. Vamos a hablar de lo que es el túnel del carpo y los problemas con las articulaciones de la mano, porque el estar todo el tiempo digitando y manejando un mouse son factores de riesgo que aumentan la incidencia”.
También señala que el sedentarismo es uno de los problemas más silenciosos de esta práctica.
“Si yo voy a trabajar desde la comodidad de mi casa, la movilidad que yo tengo que hacer va a ser mucho menor que si yo tuviera que ir a sentarme en un computador en la oficina que queda a media hora de camino. Entonces a largo plazo uno podría pensar que van a generar más problemas con el sedentarismo, más problemas depronto de obesidad, problemas cardiovasculares y sus derivados”.
Otro de los puntos clave en materia de salud con el teletrabajo es la salud mental, pues en algunas ocasiones, los trabajadores pueden sentirse agobiados, y percibir sus tareas como extenuantes, al punto de que sus afecciones mentales o psicológicas terminan ocasionando o siendo ocasionadas por otras físicas.
La psicóloga líder en psicología organizacional y del trabajo, Doris Barreto, realizó, junto al semillero de investigación de psicología Unab, Desarrollo Humano y Trabajo, un estudio con 511 personas como muestra, en el que pretendían conocer a fondo la experiencia del teletrabajo y su repercusión en la psique.
Esta investigación, según la psicóloga Barreto, demostró que los participantes tenían una experiencia basada en múltiples factores al tiempo.
“Los participantes refirieron haber percibido cambios significativos en sus rutinas por ejemplo de sueño, en la parte de alimentación, los horarios se distorsionaron bastante, reflejaron fatiga física, aumento del estado de sedentarismo (…) Hubo cambios emocionales, constantes preocupaciones, (…) dolores musculares y una fatiga mental bastante marcada”.
Barreto también afirma que no hay fórmulas mágicas para el cuidado de la salud mental cuando se teletrabaja, pues cada persona construye su rutina y sus hábitos de cuidado en privado.
“Depronto podemos establecer algunas acciones como tiempo de descanso y ser conscientes de que si ya llevamos seis u ocho horas delante de una máquina o un artefacto, es necesario tomar tiempos de descanso y eso nos permitirá tener un control poco más del trabajo”.
Asimismo, Doris Barreto asevera que la salud mental de los empleados puede ser decisiva en la imagen corporativa y la productividad de una empresa, y por eso debe cuidarse como la salud física misma.
“Yo sí me atrevería a decir que cuando hay una dificultad, especialmente afectaciones en la salud tanto mental como física, probablemente haya una disminución en la creatividad de las personas, en la innovación, en la generación de estrategias que le puedan permitir mayor agilidad en los procesos y pues esto puede llegar a generar un bajo rendimiento y en algunos momentos cometer errores que puedan afectar la productividad y afectar la imagen de la empresa”.
De acuerdo con el último estudio de penetración y percepción del teletrabajo en Colombia, realizado por el Ministerio de Trabajo, MinTIC, la Corporación Colombia Digital y el Centro Nacional de Consultoría, las áreas que más tienden a esta modalidad son las de comercial y ventas (38 %), administrativa y financiera (30 %) y tecnología (20 %). El restante 12 %, arrojó el estudio, corresponde a otras áreas dentro de las firmas.
El estudio también reveló que 30 % de las organizaciones que ha introducido este modelo en sus organigramas han continuado contratando trabajadores para ejercer sus labores en teletrabajo, y que los cargos más requeridos para esta modalidad son para las áreas de mercadeo, atención al cliente, administrativa o financiera, comercio y ventas, producción y tecnología. Así mismo, dentro de los resultados de la encuesta realizada para el mismo estudio, resalta que 97 % de las empresas ha adoptado esta modalidad en alguna de sus áreas, y que los trabajadores que más se han unido al teletrabajo son los niveles medios dentro de las compañías, seguidos de los cargos operativos y, por último, los puestos directivos.
Actualmente, en el país hay más de tres millones de personas trabajando en casa, antes de la pandemia la cifra no superaba las 122 mil.
Informa Andrés León, Andrés Galeano y Valentina Quintero.