Domingo 15 de marzo, 7:15 pm. Mientras realizaba unos trabajos con una compañera de clase recibimos un correo en el que se confirmaba que, siguiendo las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional, la Universidad Autónoma de Bucaramanga suspenderían las clases presenciales desde el 16 de marzo hasta nuevo aviso.
Para contextualizar, retrocedemos a el sábado 14 de marzo, día en que el Presidente Iván Duque Márquez declaró que se activaría la declaratoria de emergencia por la situación del coronavirus en el país.
“En el marco de esta situación, activaríamos en virtud del artículo 215 de la constitución, la declaratoria de emergencia” .
A partir de tal comunicado, la conducta de los colombianos se modificaría con el fin de mitigar la crisis de salud pública que enfrenta en este momento Colombia y el resto del mundo.
Luego, volviendo en el tiempo, el mismo domingo, 15 de marzo, a través de la televisión nacional se comunicó que se suspenderían las clases en las instituciones académicas públicas y privadas, a raíz de la situación del virus.
Por otro lado, las entidades públicas quedaron fuera de la orden de aislamiento. Por lo que cada entidad debe encargarse de transmitirle a sus trabajadores las medidas de higiene necesarias para evitar el contagio.
Mi madre, Adriana Durán, Defensora de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, comentó que no les habían dado órdenes de confinamiento preventivo, sino que la institución limitó el numero citas presenciales con los usuarios, y les comunicó a los empleados el protocolo sanitario que deberían seguir.
“En el centro zonal Carlos Lleras Restrepo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar nos dieron unas indicaciones precisas, las cuales son: no atender al público directamente en este momento para evitar el contagio, además debemos estar efectuando muy frecuentemente el lavado de las manos, directamente con el gel antibacterial”
Después de una extensa conversación con mis familiares, di por terminado el día y me fui a dormir con la idea latente de que mañana comenzaría oficialmente la cuarentena.
Lunes 16 de marzo 8:30 am. La primera persona con la que hablé al levantarme fue Melba Toloza, quien trabaja en mi casa hace 10 años. Hablé un rato con ella y comentó que en su casa todos están muy preocupados, pero que han tomado las medidas de higiene sugeridas.
“Estamos asustados, pero toca confiar en Dios y tomar las medidas necesarias, lavarse las manos con agua y jabón, y con el gel anti bacterial”
El tiempo siguió avanzando y con él crecía mi desespero. Aproveché el sentimiento y salí a hablar con Camila Cupaban, una vecina, quien es estudiante de Odontología de La Universidad Santo Tomás. Ella comentó que desde el domingo está en cuarentena y que también está siendo una experiencia desesperante para ella. Al quedarse sola en casa, ha buscado formas de distraerse.
“Pues como para distraerme he visto un poco de películas, me he hecho como mascarillas en el pelo, hoy voy a intentar hacer un poco de ejercicio a ver si soy capaz”
Regresé a casa y hablé con Tatiana Rodríguez, estudiante de Artes Escénicas de la Universidad Pontificia Javeriana, con el fin de saber cómo se está manejando el tema del virus en la capital, que medidas ha tomado la universidad, y de qué manera lo está asumiendo ella.
“Hace una semana por ejemplo yo empecé a notar en mi facultad que la gente empezó a faltar porque se sentía enferma y si alguien llegaba sintiéndose así, los profesores hacían que fueran a revisarse con una enfermera y si algo los mandaban para la casa, y la mayoría se fue para la casa pues como para prevenir el contagio. Estamos esperando a ver que pasa. La próxima semana supuestamente vamos a retomar clases virtualmente, pero por lo menos en mi caso yo no sé cómo va a pasar porque nosotros tenemos clase netamente presenciales”
Martes 17 de marzo. 10: 00 am. Cuando salí, noté que en el ambiente predominaba la calma; no vi a los vecinos que usualmente pasean a sus mascotas o que corren por el barrio.
Miércoles 18 de marzo. 5:30 am. Madrugué para presentar el quiz virtual. Luego me acosté a dormir un rato más. A las 10 de la mañana me levanté porque había quedado de recibir en mi casa a Daniela Machado, mi prima, comunicadora social y periodista. La conversación giró en torno cómo la situación del virus en la ciudad está afectando la rutina de nuestra familia.
“Medidas como bañarnos apenas entremos, meter los zapatos en una bolsa, con los que vayamos a la calle, y quitarnos la ropa de una vez y lavarla de una, y pues obviamente desinfectar todo lo de la casa; pues si apenas son 3 días así no me imagino como será si se prolonga por mucho tiempo”
Para que sea posible controlar la pandemia, debemos ser responsables y acatar todas las medidas de seguridad, sobretodo quedarse en este momento en casa para evitar el contagio y propagación del virus.
Podcast realizado por María Paula Barreto, Unab Radio.