Moda rápida

Por: Camila Sanguino, Natalia Serrano, Michael García y Juan Guillermo Gómez, estudiantes de Periodismo.

El fast fashion o la moda rápida es la producción constante y contaminante a bajo costo. Es tan recurrente que se producen 62 millones de toneladas de ropa al año. Tuvo sus inicios en el siglo XIX pero fue hasta la revolución tecnológica que el concepto de moda tomó más fuerza, las primera marca en posicionarse fueron Top shop en 1964, Zara en 1975 y Forever 21 en 1984, que coronaron la moda fast, esto durante la Segunda Guerra Mundial. Pero después con la globalización y la tecnología, la publicidad se saturó he hizo que el consumo aumentara en masa y que la prendas se entregaran en tiempos más cortos con una producción de medida de ropa con mano de obra muy
barata, llevando esto también a una explotación laboral, a costa de la seguridad y bienestar de lo trabajadores.

Para poder llevar a cabo este modelo fast, las empresas recurrieron, y lo siguen haciendo, a la explotación de los distintos agentes que participan en la cadena productiva. En países como China, Camboya y Bangladesh, las condiciones laborales son malas, con sueldos miserables y horarios de trabajo sin límites. En el documental ‘Máquinas’ (2016) de Rahul Jain, se muestra la cruda realidad de una fábrica textil en India, donde sus trabajadores, sin discriminar edad o sexo, son sobreexplotados para producir. La mayoría de los trabajos textiles se realizan en países en vía de desarrollo. De hecho, en 2016, más del 55.4% de las exportaciones globales de vestuario salieron de estos países asiáticos.

La despreocupación por el aspecto social y laboral de sus trabajadores no es el único factor que la hace la enemiga del planeta pues también está el gran impacto medioambiental. Esta industria es una de las más contaminantes a nivel global, es la responsable del 20% de los desechos tóxicos que se vierten al agua. Los millones de toneladas de ropa que se producen al año terminan en vertederos o incineradas.
Y la gran mayoría de esos desechos no son biodegradables, ya que más del 60% de la ropa producida es confeccionada con material sintético el cual se demora siglos en descomponerse. Pero todavía hay esperanzas pues algunas marcas han notado la urgencia de hacer un cambio, y han tomado la iniciativa de hacerle una transformación sostenible a sus modelos, de aquí nace el slow fashion que es una excelente alternativa. La principal característica de este modelo es la posibilidad de hacer prendas artesanales y sostenibles. Cada vez más personas están optando por opciones slow fashion o simplemente optan por comprar menos ropa. También está la opción de comprar ropa de segunda mano en tiendas vintage; reutilizar los textiles cuando la ropa alcanza su vida útil, o el intercambio de ropa sin costo.

El diseñador Diego Cadena afirma que no apoya la producción de la moda rápida. “Yo como diseñador personalmente y como consumidor desde que aprendí las consecuencias para el ambiente tanto como la explotación laboral que trae el fast fashion y esa capacidad de consumismo innecesario me parece que es terrible, yo personalmente no la apoyo y trato de educar a las personas que están a mi alrededor al respecto porque es algo que es demasiado dañino para el planeta como para condiciones laborales de las personas que confeccionan esa ropa”.

En Colombia hay varias empresas que se dedican a la producción de ropa con textiles de origen natural como lo son la seda, el lino y el chambray, esto se hace con el fin de dar un pequeño paso para lograr minimizar las grandes marcas de ropa, de ahí nace el consumo local que se basa en ser una actividad económica y rentable tanto para el creador como para el consumidor a la hora de realizar un producto y venderlo. Sin embargo, el consumo local es bastante reducido en comparación con el fast fashion, por esta razón los diseñadores locales se ven forzados a vender sus productos a precios bajos pasando por el menosprecio y la devaluación del trabajo hecho a mano.

De acuerdo a las cifras dadas por Procolombia, en 2019 la industria textil representa el 6% del producto interno bruto, lo que quiere decir que genera más de 600.000 empleos directos y que además en 2018 se exportaron prendas a más de 100 destinos. Estos datos afirman que el consumo local impulsa la creación de nuevos empleos y aumenta la calidad de vida de las personas. Una de las dificultades que tiene la industria textil es la de implementar la moda
sostenible en el país, pero esto no es algo imposible, el ambientalista Otman Andres Roa asegura que se puede tener prendas 100 % ecológicas.

Son muchas la empresas internacionales que están siendo potencia en la industria, una de las que sigue apostando en el país es Zara, almacén filiar a Indetex, el cual tiene una participación total del mercado en las tiendas con participación en venta de vestuario, calzado y accesorios del 6,1%, según datos de la empresa de investigación de mercado Euromonitor. Con la entrada de esta gran entidad a de moda, los hábitos de consumo han cambiado
drásticamente, pues el objetivo de esta es la compra compulsiva y recurrente, lo cual logran vendiendo sus prendas a precio bajos y con diferentes modelos de rebaja en los finales de temporada, esto quiere decir , según Euromonitor, que esta empresa recauda al año más de 14 billones de pesos y tiene una expectativa de crecimiento de 9% para 2023.

En una gráfica de Euromonitor sobre el panorama del mercado del fast fashion en Colombia, la empresas de moda rápida filiadas a Indetex tales como Zara, Oysho, Pull and bear, stradivarius y Bershka, cuentan con un ranking de 6,1%, pero las empresas de ropa colombianas filiadas a Permoda S.A. como Koaj, Pronto, Bkul y Armi, obtuvieron un 4,6%. Por otro lado, las empresas independiente obtuvieron el 3 lugar, Arturo Calle de Arturo Calle S.A. y Vélez de cueros Vélez S.A. con un valor de 4,2%, llegan a la conclusión que lo que lideran este mercado en Colombia es la moda rápida.

En Santander la producción de ropa es una de las industrias más prósperas, esto se vio evidenciado en el análisis de la Cámara de Comercio en 2019 donde se ve que las prendas de vestir tuvieron una producción activa del 18,1% siendo la segunda industria más grande después de los alimentos y el tabaco y aunque esta estaba alejada de nosotros por la producción asiática la pandemia género alternativas para cambiar ese método de consumo de los ciudadanos, este es el caso de la marca de ropa CDNA, que tomó la iniciativa de diseñar prendas sostenibles y su diseñador Diego Cadena cuenta porqué decidió que su marca fuera slow fashion.

El proceso de creación de cada prenda empieza con la elección de la inspiración para la colección, los diseñadores se inspiran en un tema específico, realizan una investigación gráfica de imágenes, texturas y colores y de esas imágenes empiezan a dibujar cada prenda respecto de lo que se inspiran de la investigación realizada, después se realiza el molde, el patronaje de cada prenda se corta en las telas, se confecciona y se vende, los materiales se eligen de acuerdo a la tipología de prendas, si es una blusa entonces se busca que sea fresca o que tenga un estampado vivo o que no se arrugue mucho y de acuerdo a las características que se quiere para las prendas se eligen las telas.

La moda rápida ha dejado muchas consecuencias con su producción debido al ritmo acelerado de su consumo, una de esta es el desperdicio de ropa y esto es algo que no le importa a las marcas, por eso toda las telas que sobran terminan acumuladas en un basurero para después ser quemadas o peor aún, esperando a que se desintegren lo que puede demorarse siglos. Otra consecuencia y la más evidente es el daño ambiental que se ocasiona en el planeta y también los problemas de salud que se están presentando en la sociedad, para nadie es un secreto que el fast fashion es la segunda industria más contaminante en el mundo y es la responsable del 20% de los contaminación acuífera y el daño aumenta cada vez que la prenda se lava, además se han encontrado residuos hormonales y químicos cancerígenos en ropa hecha por 20 marcas reconocidas como Armani, Benetton, Calvin Klein, Diesel, Esprit, Gap, Levi Strauss & Co., Victoria’s Secret y Zara, lo que está afectando la salud de las personas y provocándoles la muerte prematura.

A medida que pasan los años las personas se esfuerzan en buscar prendas de calidad y que les dure por mucho tiempo porque las grandes marcas utilizan materiales de baja calidad para poder tener precios sostenibles y vender con más
frecuencia, por este motivo la ropa no aguanta más de 6 meses.

Sin duda alguna la mejor manera de frenar este daño ambiental es comprar a lo local ya que ellos utilizan materiales sostenibles, también se puede reutilizar la ropa o comprar prendas de segunda mano, el lograr este cambio está en nuestras manos y conciencia.