Realizado por: Marcela Padilla, estudiante de periodismo.
La labor de la construcción requiere de fuerza y resistencia y socialmente es un oficio que se ha delegado al género masculino, sin embargo, en estos tiempos existen mujeres que rompen los estereotipos laborales y demuestran que no hay profesiones determinadas para cada sexo dedicándose a este trabajo. Como es el caso Nayarith Llorente una mujer venezolana de 32 años que debido al azar del destino se dedica a ser ayudante de construcción desde hace dos años y medio, pues, aunque este trabajo es físicamente exigente, le representa un beneficio económico mayor que otros trabajos que ha desempeñado.
Unab Radio: ¿Nayarith, cómo usted llegó a esa actividad?
Nayarith:Yo soy de Venezuela, y cuando empezó la crisis en mi país tuve que salir junto con mis hijas y mi esposo para acá para Colombia en busca de un futuro mejor. Acá en Colombia yo tengo algunos familiares y recuerdo que ellos nos dijeron que acá les estaban dando oportunidades de trabajo a venezolanos y esa fue una de las razones por las que decidimos venirnos a este país.
Al llegar, tanto mi esposo como yo empezamos a buscar trabajo en lo que primero saliera, pero desafortunadamente la situación acá no era muy favorable, porque éramos muchos los venezolanos que estábamos buscando trabajito y aparte de eso, si no teníamos un permiso de permanencia era más difícil.
Inicie trabajando en casas de familia, pero realmente lo que me pagaban era muy poco, me pagaban $450.000 y no me alcanzaba para prácticamente nada porque los gastos eran bastantes recién llegamos acá. Entonces, el esposo de una prima mía le dijo a mi pareja que estaban necesitando personas para trabajar en una obra que se presentara él a ver si le daban el empleo.
Pues yo al ver la situación tan critica en la que estábamos se me ocurrió decirle a mi esposo que nos presentáramos los dos, que igual nada perdíamos. Pues al principio a él no le gusto mucho la idea pero que más se podía hacer. El todo es que fuimos allá y gracias a mi Dios que nunca me desampara me dieron el trabajito, claramente me pagaban más que en los otros trabajos en los que estuve y me daban un seguro.
Unab Radio: ¿Qué es lo que le gusta de su trabajo?
Nayarith: Bueno ya llevo dos años y medio desempeñando esta labor y poco a poco me he ido acostumbrando a los trabajos pesados. Puedo decir que lo que más me gusta es que puedo ir observando y al mismo tiempo aprendiendo de los maestros de obra o mejor todavía cuando van los ingenieros o arquitectos a supervisar la construcción ellos hacen aportes y dan indicaciones muy importantes. También me gusta el ambiente que tenemos, como todos nos conocemos y más que compañeros de trabajo somos amigos puedo decir que uno se siente como si estuviera en familia porque la mayoría de esas personas son de también de Venezuela.
Unab Radio: ¿Nayarith, qué opina su familia del trabajo que usted tiene?
Nayarith: Como le comentaba a mi esposo en un principio no le gusto para nada la idea porque él decía que ese trabajo era para machos, porque es un trabajo bastante pesado y que normalmente desempeñan los hombres, aparte no quería que yo estuviera rodeada de puros hombres porque podrían propasarse. Y pues mis dos hijas recién comencé con esto no les gustaba porque decían que no les dedicaba casi tiempo y ellas necesitaban de mi para ayudarlas con las tareas, pero gracias a Dios mi suegra me colaboro bastante con ellas, me las cuidaba todo el día. Y tampoco les gustaba porque algunas veces llegaba moretiada porque usted sabe que es un trabajo pesado y al alzar los bultos de cemento y los bloques uno se raspa o queda magullado y a ellas no les gustaba verme así.
Unab Radio: La labor que usted desempeña usualmente la hacen los hombres, ¿qué prejuicios ha tenido que enfrentar?
Nayarith: Yo ya estoy acostumbrada a este oficio y me di cuenta que la gente siempre va a hablar de uno, sea para bien o para mal. Al comienzo cuando inicie en mi primera obra la exclusión por los mismos compañeros era muy dura, porque hacían comentarios hirientes como que yo era machona o sea que me gustaban las mujeres y muchas veces no me incluían en los trabajos porque decían que no tenía la fuerza suficiente ni siquiera para hacer mezclas y era algo que a mi me afectaba, porque si bien es cierto que mi fuerza no se compara con la de un hombre he logrado demostrarle a muchas personas que sí puedo y más ahora que no está mi esposo con nosotras he podido sola sacar a mis hijas adelante con mucho esfuerzo y con la ayuda de Dios.
Y aunque las necesidades y los obstáculos siempre están presentes en la vida de nosotros los seres humanos, la fuerza mental y física que tengo es lo que me ha permitido seguir en pie.
Unab Radio: Usted lleva ya dos años y medio en ese trabajo, ¿por qué a pesar de que hay actividades más suaves usted sigue como ayudante de construcción?
Nayarith: Como lo he dicho anteriormente, tengo dos hijas por las cuales luchar y a las que debo ayudar a cumplir sus sueños. Quiero que a ellas nunca les haga falta nada y se sientan orgullosas de la mamá que tienen. Mi mayor deseo es tener mi casita propia y amoblada y ver a mis hijas con una profesión para que puedan enfrentar la vida y trabajar en lo que les apasiona.
Unab Radio: ¿Cuáles son las diferencias más relevantes que usted ve que hay en su trabajo entre hombres y mujeres?
Nayarith: La diferencia entre hombres y mujeres en este trabajo no es que sea mucha, solo que los hombres se encargan de lo más pesado por decirlo así, aunque el trabajo en sí ya es pesado para todos, ellos hacen lo que es el levantamiento de cabillas para hacer los mechones, esos son varillas de hierro forjado que se necesitan para sostener una placa, y pues ya el maestro o el oficial que es el que tiene un conocimiento más profundo nos controla a nosotros los ayudantes y es el que toma las decisiones en cuanto a la utilización de materiales y demás insumos que sean necesarios para la construcción.