Realizado por: Daniela Acero y Valentina Castillo, estudiantes de Comunicación Social.
En los inicios del siglo XX, en una sociedad donde perpetuaba el silencio y las pocas maneras de mantenerse informado, surgió un invento tecnológico que revolucionó al mundo en aquel momento, la radio empezó a tocar la puerta de la casa de muchos ciudadanos. Para aquella época el hecho de comunicarse por medio de ondas electromagnéticas parecía toda una utopía.
La radio nació junto a niños, jóvenes y adultos que encontraron en este aparato, una nueva razón para convivir y compartir tiempo con seres queridos.
En esta ocasión traemos el testimonio de dos personas, una de ellas es Julio Acero, tiene 54 años, nació en San Gil, Santander y es pensionado del ejército nacional y el segundo es Jonathan Morales.
Julio Acero nos relata lo siguiente.
“En mi adolescencia era muy seguido el uso de la radio ya que en las mañanas desde las 5 de la mañana mi papá ponía las noticias. También solía escuchar programas culturales y a mediodía para escuchar las emisoras locales o nacionales, pero siempre estaba en compañía de mis padres”.
De igual forma Jonathan Morales nos comenta.
“Cuando era niño en la casa de mis abuelos, recuerdo que tenía un radio antiguo y en la sala de estar. Solíamos sentarnos juntos, sintonizar las estaciones locales y escuchar música y programas de entretenimiento”.
Resulta nostálgico ver cómo una invención creada para ayudar a la comunicación, sirvió para unir comunidades enteras.
Sin embargo, es inevitable nombrar que en sus inicios el sonido no era de la mejor calidad y sintonizarla resultaba un poco tedioso.
Julio Acero junto a su padre pasaron por esto.
“Mi papá siempre trataba de sintonizar la emisora cada vez que se que se iba o se perdía la frecuencia, pues solía haber interferencia en la emisora a la hora de sintonizarla”.
La emoción que sintieron las personas al ver la radio emerger no tiene punto de comparación con la de alguien que en la actualidad espera un nuevo iPhone salir, pues claro esto era algo desconocido y nuevo, un aparato que llegó a innovar la sociedad.
Jonathan Morales nos describe cómo vivió este primer acercamiento.
“El primer sentimiento que experimenté al escuchar la radio por primera vez, fue la curiosidad y la emoción. Era algo completamente nuevo para mí y me fascinaba la idea de que podía escuchar voces y música desde un aparato mágico”.
Ese aparato mágico que llenaba de entretenimiento los hogares de muchos, con tantos programas y radionovelas.
Julio nos comenta lo que vivian muchos jóvenes de su generación para divertirse.
“En mi juventud me gustaba escuchar varias novelas junto con mis papás y algunas veces amigas del barrio. A mí personalmente me gustaba escuchar Kalimán, arandú y una radionovela que siempre oíamos con mi papá y mi mamá era la escuela doña Rita“.
De igual forma, la música era un infaltable en la radio, conectaba culturas y llenaba de ritmo y sabor la tardes de algunos.
Para Julio Acero los ritmos y melodías siempre fueron parte de su contenido radial.
“Escuchaba la radio muy seguido para escuchar música. Me acuerdo mucho de la, sobre todo, la música colombiana por ejemplo, si pasas por San Gil, mi pueblito viejo y la música que pasaban más que todo colombiana”.
Y aunque no existían muchas emisoras, las que estaban eran suficientes.
Aun así, sin importar que la radio no fue perfecta en sus albores, siempre tendrá ese papel fundamental en sociedad, el simple acto de sintonizar una frecuencia nos hará brotar miles de recuerdos, de esos que alegran el corazón al ver una evolución tan maravillosa.
Al día de hoy tanto Julio como Jonathan siguen siendo partícipes de la radio.
“En mi caso particular no he dejado de escuchar radio porque soy un asiduo radio oyente, entonces durante todo el día estoy escuchando distintos programas de radio, ya sea desde mi radio o mi teléfono. Todavía disfruto del medio pero no lo utilizo como principal método de comunicación. Aunque ocasionalmente sintonizo las radios para escuchar programas muy específicos, programas con los que me identifico, con los que me traen recuerdos”.
Y a pesar de que no sea tan común escucharla desde aquella caja mágica, pues la modernidad nos brindó nuevas formas de adquirir este contenido desde la portabilidad de nuestros teléfonos celulares, la radio siempre vivirá y hará parte del ser humano.