Informe especial – Habitantes de calle en Bucaramanga

Realizado por: Marcela Padilla y Diana Mendoza, estudiantes de periodismo.

En Bucaramanga, una realidad sombría y desafiante se revela a diario, la presencia de personas que viven en situación de calle.

Detrás de las cifras y las estadísticas, se encuentran historias humanas marcadas por la adversidad, la exclusión y la vulnerabilidad. Este informe tiene como objetivo arrojar luz sobre el problema de los habitantes de calle en la ciudad, indagando las causas que los llevan a esta condición y examinando las implicaciones sociales, económicas y humanitarias que conlleva. 

Según el último censo realizado por el DANE en 2019, en Bucaramanga y su área metropolitana hay 1.960 habitantes de calle, en donde el 87,2% son hombres y el 12,8% son mujeres. La mayor concentración se encuentra en la zona centro de los municipios, ubicados alrededor de locales comerciales, bodegas de cartón, la plaza de mercado, en la que hay consumidores y expendio de sustancias psicoactivas. 

La vida en situación de calle puede ser resultado de diversas circunstancias, y algunas de las razones manifestadas son el consumo de sustancias alucinógenas, los conflictos o dificultades familiares, el gusto personal y por inconvenientes económicos. Debido a esto, la mayor parte de los encuestados obtienen ingresos, cuidando carros y pidiendo o mendigando. 

Por esta razón, el Concejo Municipal de Bucaramanga en 2021 aprobó la Política Pública para los habitantes de calle, la cual prioriza a este grupo vulnerable y garantiza sus derechos como ciudadanos. Está fundamentada en cinco acciones elementales: reconocimiento de la población, atención integral, bienestar social, estrategias para la protección y prevención de la habitabilidad en calle y fortalecimiento institucional para el ejercicio de la ciudadanía.  

Desde entonces, la Administración Municipal de Bucaramanga junto con el actual Secretario de Desarrollo Social Jorge Neira establecieron  un programa de atención y reubicación, con el fin de ayudar a este grupo de personas a tener una vida saludable, digna y de resocialización. 

El concejal de Bucaramanga Jaime Andrés Beltrán, explica que tienen como propósito promover un lugar en la ciudad que brinde a las personas sin hogar la posibilidad de asearse, recibir alimentos y reintegrarse a una comunidad sin alucinógenos.

“En los últimos años, la estrategia puntual es tener un espacio en el centro de Bucaramanga donde se puedan bañar, donde se puedan cambiar, donde puedan tener ropa y donde puedan alimentarse, salir a la calle con un aspecto distinto y dos la oportunidad de los que quieran reinsertar su vida a una sociedad sin drogas, sin delincuencia, sin calle, puedan tener todo  un proceso de tratamiento a través de las instituciones que acompañan este proceso”.

Así mismo, el concejal afirma que el problema de habitabilidad de calle necesita de forma puntual una atención en el tema de salud mental y  desintoxicación, ya que, quienes tienen trastornos mentales necesitan un acompañamiento minucioso para que no se terminen convirtiendo en un riesgo para la sociedad. 

Por consiguiente, la Alcaldía de Bucaramanga en 2022 realizó un convenio con la Fundación Teresa de Jesús para que diariamente 150 habitantes puedan acceder a servicios de alimentación, hospedaje, enfermería y atención psicosocial.

Sin embargo, Organizaciones No Gubernamentales como la fundación Young Men´s Christian Associations que en español traduce Asociación Cristiana de Jóvenes, se ha unido a la causa de trabajar en pro al bienestar de la población más vulnerable incluyendo a los habitantes de calle.

El coordinador de la YMCA Santander, Andrés Serrano, expone que la finalidad del proyecto consiste en realizar salidas para compartir alimentos y así, acercarse a las personas sin hogar de manera amigable y generar un vínculo. 

“El objetivo del Y-maná es pues, nosotros salimos a las calles de Bucaramanga los sábados cada 15 días y compartimos con el habitante de calle una agua de panela y un pan, pero el hecho de entregar esta agua de panela y este pan nosotros simplemente la usamos como un tipo de excusa para poder acercarnos a ellos”.

Serrano,    también recalca que el principal desafío de trabajar con este grupo de personas radica en el riesgo que los voluntarios corren, debido a que la actividad se realiza en zonas complicadas del municipio, las cuales tienen altos índices de violencia y delincuencia.

Según la última medición del DANE, después de Cali con 96,6% y Cartagena con 94,8%, Bucaramanga es la tercera ciudad con mayor sensación de inseguridad con una cifra de 87%.

En consecuencia, la comunidad se ha pronunciado con respecto a la delincuencia de la ciudad, especialmente en lo que concierne a los hurtos. La percepción generalizada entre la mayoría de residentes es que los individuos en situación de calle representan un riesgo para la población en este sentido. Esta preocupación se basa en la asociación frecuente de estas personas con actividades delictivas.

La comerciante textil y víctima de hurto, Jessyka Reyes, relata que se ha visto perjudicada por los individuos que habitan en las calles y hace un llamado para que la Administración Municipal tome medidas contundentes frente a dicho problema.

“Yo he sido víctima de robo dos veces y una fue por parte de un indigente, yo estaba saliendo de mi sitio de trabajo, cuando un muchacho, no le pongo más de 17 años, se me acercó con un cuchillo y me quitó todas mis pertenencias. Para mí es necesario que el gobierno de Bucaramanga le dé un alto a esta situación que estamos atravesando”.

Por lo anteriormente mencionado, se realizó un sondeo a un conjunto de habitantes de calle, el cual refleja que el 100% de las personas entrevistadas afirmaron no haber recibido ningún tipo de ayuda por parte de las autoridades de Bucaramanga. 

Estos hallazgos ponen de manifiesto una preocupante falta de atención y respaldo a esta población vulnerable. Así mismo, resalta la necesidad apremiante de implementar políticas y programas efectivos que aborden las necesidades básicas de las personas sin hogar y les brinden oportunidades para mejorar su calidad de vida.

La habitante de calle, Mayra Alejandra Moncada, expone que no ha recibido apoyo por parte de las instituciones públicas, en cuanto a alimentos y artículos de higiene personal.

“La verdad es que a mí el gobierno no me ha ayudado en nada, ni en comida, ni en cosas de aseo, ni nada. Yo lo que tengo es porque me lo rebusco, pidiendo y buscando en las calles y las fundaciones menos que me ayudan”.

Así mismo, Yaneth Rosalba Valencia, expresa que ha sido ignorada por el gobierno y las fundaciones encargadas de brindar asistencia a las personas en situación de vulnerabilidad, esto le desencadena preocupación por el bienestar de sus mascotas y la educación de su hija.

Pues yo no he tenido ayuda sino Dios y la Virgen, por ahí están diciendo que a los que se les cayeron las casas en Camilo Torres les iban a dar una ayuda, estamos esperando a ver cuál es la ayuda y eso que yo tengo una niña, unos perros, unos gatos y no me colaboran”.

Es importante destacar, que la Secretaría de Desarrollo Social es el ente encargado de promover y coordinar programas y políticas dirigidos a mejorar la calidad de vida de la población más vulnerable y fomentar la inclusión social en el municipio.

Entre las responsabilidades de la Secretaría se encuentran la implementación de programas de asistencia social, la atención y protección de los grupos en situación de riesgo, como niños, adolescentes, adultos mayores y personas en situación de calle.

El Secretario de Desarrollo Social de Bucaramanga, Jorge Neira González, afirma que en los últimos años han conseguido exitosamente conectar a más de treinta individuos con el último tramo de reintegración social. Así mismo, recalca que han centrado esfuerzos en la prevención desde una perspectiva educativa.

“Podemos decir de manera muy orgullosa que durante los últimos dos años hemos logrado vincular a más de 35 personas al proceso final de resocialización, es decir, han terminado la etapa de resocialización en estas fundaciones, hemos tenido más de 7 encuentros familiares que han reflejado la necesidad de la población habitante de calle de realmente fortalecer esos vínculos familiares y le hemos apostado por supuesto a la prevención desde un enfoque pedagógico que garantiza que todos hablemos de esos factores que pueden ocasionar la habitabilidad en calle, como el consumo, pero también la violencia intrafamiliar y desafortunadamente la expulsión de los hogares”. 

Desde 2017, la Corte Constitucional ha emitido diversas sentencias judiciales que han establecido de manera inequívoca que el hecho de habitar en la calle es un derecho amparado por la Constitución, lo que ha dejado claro que las administraciones no pueden imponer a una persona el abandono forzado de su situación de calle.